Bienvenidos a un nuevo episodio de Secretos para el Bienestar. En esta ocasión, sobre el cáncer de piel, una alerta crucial durante el verano.
Queremos destacar la importancia de cuidarnos del cáncer de piel, uno de los grandes peligros que enfrentamos durante la temporada estival. Aunque a menudo escuchamos recomendaciones al respecto, tendemos a pasarlas por alto. Hoy queremos recordar la relevancia de un aspecto que a menudo se descuida: la alimentación y la dieta.
Cáncer de piel, una alerta crucial durante el verano
La concienciación sobre los peligros del sol durante el verano aún no es suficiente. Los efectos nocivos del sol no suelen manifestarse de forma inmediata, lo que nos lleva a relajarnos. Sin embargo, a largo plazo, los efectos del sol pueden resultar devastadores para nuestra piel.
Apoyar una alimentación sana y equilibrada es un consejo válido no solo para prevenir el cáncer, sino también para evitar otras enfermedades y desequilibrios en nuestro organismo.
En verano, cuando el sol se convierte en el protagonista indiscutible de nuestro tiempo de ocio, contrarrestar los efectos perjudiciales mediante una dieta adecuada es la mejor opción. Para muchos, la clave está en consumir alimentos ricos en antioxidantes y vitaminas, especialmente la vitamina C y la vitamina E.
Una medida inteligente durante esta época estival es aprovecharla para probar algún tipo de complejo nutricional, como los que ofrece la firma NUTRILITE. Entre ellos, destaca el multivitamínico XS.
Sin embargo, no solo la alimentación puede protegernos del cáncer de piel. Es fundamental tomar el sol con prudencia y utilizar un protector solar adecuado para proteger nuestra piel de los rayos UV dañinos. Además, es recomendable evitar la exposición solar durante las horas de mayor intensidad y buscar sombra cuando sea posible.
Recuerda que cuidar de nuestra piel es fundamental para prevenir el cáncer y mantener una buena salud en general. Así que, este verano, además de disfrutar del sol, no descuides tu alimentación y sigue estos consejos para proteger tu piel. ¡Tu bienestar y salud lo agradecerán!
Y hasta aquí el episodio de hoy. ¡Gracias por escuchar Secretos para el Bienestar! Recuerda seguirnos en nuestras redes sociales y visitar nuestra página web para obtener más información sobre cómo cuidar tu salud de manera integral. ¡Hasta la próxima!
La importancia de controlar la glucosa en la sangre es mucho más de lo que te piensas. Y más en nuestros días donde los índices de glucosa en la mayoría de las personas es preocupantemente alto.
Saber de forma regular cuáles son los niveles de glucosa en la sangre de cualquier persona es mucho más importante de lo que piensas. Un control de la glucosa en la sangre es fundamental para determinar y anticiparse a cualquier tipo de riesgo de padecer diabetes. Como hemos mencionado en muchas ocasiones, la diabetes es en nuestros días una de las principales y más habituales enfermedades en la sociedades más desarrolladas, en donde la alimentación no suele ser todos lo sana que debería.Hoy en día diferentes estudios clínicos demuestran que la diabetes es una placa y una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Controlar sus niveles es fundamental.
La importancia de controlar la glucosa en la sangre
La importancia de controlar la glucosa en la sangre
Niveles elevados de glucosa en la sangre pueden ser una pequeña bomba de relojería dentro de nuestro organismo. Si no se controlan puede seguir surgir todo tipo de problemas, riesgo de infecciones, problemas de circulación, problemas nerviosos y una debilitación progresiva del sistema inmunitario.
Así, los niveles muy elevados de glucosa en la sangre vienen acompañados normalmente de daños en los vasos sanguíneos y en diferentes partes del organismo. Además, como se ha mencionado, suele ser el inicio para comenzar a tener problemas de diabetes. Y una persona con esta enfermedad empieza a formar parte del grupo de personas sensibles a tener serios problemas de salud. Así es habitual en este tipo de personas con diabetes que no toman las medidas necesarias para controlarla, sufrir infartos, o patologías cerebrovasculares, insuficiencia renal, pérdida de visión y otro tipo de enfermedades.
De tal manera si llevas tiempo sin tener un control de tus niveles de glucosa es recomendable realizar un la analítica que que determine el estado de salud y la posibilidad de iniciar un tratamiento en caso del que los niveles sean excesivamente altos.
La glucosa en la sangre es uno de los principales problemas de la sociedades modernas en los tiempos en que estamos viviendo. Su expansión está directamente relacionada con el crecimiento de la diabetes.
La glucosa es esencial para la vida es la fuente principal de energía y de combustible que necesita el cuerpo humano para vivir y para desarrollar sus diferentes actividades. En realidad la glucosa es un tipo de azúcar necesario para la vida que el cuerpo genera una vez descompuestos los diferentes alimentos que ingerimos diariamente.
Glucosa en la sangre
La glucosa en la sangre es una constante que es necesario vigilar
En efecto la comunidad médica hace cada vez más hincapié en la importancia de vigilar de forma regular los niveles de glucosa en la sangre. Éstos no son constantes, y van variando de una forma natural. Pero cuando los rangos normales sufren alteraciones tanto a la alta como la baja es conveniente tomar el control y buscar soluciones en nuestro médico.
Evidentemente los alimentos que tomamos son la clave fundamental para el control de la glucosa. Precisamente uno de los problemas que han traído consigo el aumento considerable de enfermedades relacionadas con la glucosa en los últimos tiempos es el exceso de comidas con azúcar que la sociedad nos ha impuesto. Por ello la atención y el cuidado de los alimentos es esencial para mantener los niveles normales y objetivos de la cosa sin que se produzcan variaciones importantes. Esto es lo más beneficioso para la salud y para el organismo.
La glucosa en la sangre: ¿pero qué hace exactamente la glucosa?
Como se ha comentado los niveles de glucosa en la sangre suelen variar de forma constante, y no solo a lo largo de la semanas o meses, sino incluso a lo largo del día. Por norma general se suelen dar niveles más bajos después de largos periodos en los que no hemos comido o largos descansos. Por otro lado, los niveles más altos de glucosa, como es natural, se suelen producir después de la ingesta de alimentos, especialmente si estos contienen azúcar.
Cuando los niveles de glucosa en la sangre aumenta de forma considerable el páncreas empieza a funcionar liberando insulina. Esta hormona tiene como misión reducir la cantidad de glucosa en el organismo y permitir y facilitar su tránsito y yo absorción en las células.
Hablemos de dopamina, un concepto de moda en charlas de coaching, bienestar y ayuda personal. Pocos saben lo que en realidad es.
Dopamina: el neurotransmisor que nos da la felicidad, pero también nos la quita
Fórmula química dopamina.
La dopamina es un neurotransmisor, es decir, una molécula que se encarga de llevar un mensaje desde las neuronas que lo producen hacia otras células. Por eso interviene en una gran cantidad de procesos como el control del movimiento, la memoria, la recompensa cerebral –ese mecanismo de nuestro cerebro que nos refuerza a repetir una conducta– o el aprendizaje.
También influye en numerosas funciones fuera del cerebro como la motilidad gastrointestinal, la liberación de hormonas, la presión arterial e incluso en la actividad de las células del sistema inmune.
“El que canta su mal espanta”, dice el refrán. Pero no es lo mismo que Rosalía le cante “Si me das a elegir”, a que su hijo de tres años vocifere al son de “Baby shark”. Tampoco es lo mismo cantar “Paquito el chocolatero” en las fiestas patronales del pueblo, que hacerlo en medio de un entierro, un examen o dentro de un avión. Esto precisamente explica la disparidad de funciones que tiene la dopamina. Y es que su acción depende de dónde, cuándo, cómo y en qué cantidad se produzca.
También proporciona placer y relajación. Interviene en procesos de memoria y aprendizaje porque regula la duración de los recuerdos. Es decir, decide si una determinada información se puede almacenar durante un tiempo o se elimina inmediatamente.
Y esto lo consigue fomentando que la memoria y el aprendizaje vayan asociados a emociones. En este proceso interviene la dopamina en el accumbens -una parte del cerebro muy implicada en el control de las emociones, que comunica con zonas encargadas de la memoria, como el hipocampo-.
Por eso, el aprendizaje que contiene una carga emocional dura más, porque aprender provoca placer y la información se retiene durante mas tiempo. Así que de nada sirve aquello de “la letra, con sangre entra”.
La cantidad de dopamina en el cerebro da información sobre su personalidad
Nuestro horóscopo no influye ni determina para nada nuestra personalidad. La dopamina, sin embargo, sí. Y es que numerosos estudios científicos sostienen que la dopamina podría estar relacionada con rasgos de la personalidad como la inseguridad, la cobardía o incluso el grado de extroversión.
Tanto es así que la cantidad de dopamina en la amígdala cerebral -región del cerebro relacionada con emociones como la ira, el placer o el miedo- nos permitiría saber si una persona es tranquila o insegura o si se estresa con facilidad.
Es lo que ocurre con las personas con predilección por las “emociones fuertes”. Ciertas regiones de su cerebro tienen una mayor cantidad de dopamina, por lo que son mas “inconscientes” en sus actos. Al contrario, bajos niveles de dopamina se han relacionado con fobia social.
Dopamina, adicciones y motivación
La dopamina es la culpable de nuestras adicciones, de las malas y de las menos malas. Entre las malas, las drogas aumentan la cantidad de dopamina en el sistema de recompensa del cerebro, lo que produce un estado de placer que refuerza que sigamos consumiéndolas. Algo parecido pasa con las menos malas, como el dulce o la comida basura.
Además, cada persona no responde de la misma manera ante estas adicciones. La razón es que no todos sentimos el mismo placer al comer una tarta, por ejemplo. Un estudio científico asegura que es debido al número de receptores a los cuales se une la dopamina.
De esta manera las personas con tendencia a la obesidad tendrían menos de estos receptores y por tanto necesitarían comer más para notar la misma satisfacción que produce el acto de comer. Son, por tanto, “más adictos” a la comida. Y esta es otra característica de la dopamina: su liberación nos puede convertir en adictos ya que nos impulsa a una búsqueda continua del placer.
La dopamina también tiene función motivacional. No solo nos recompensa cuando realizamos una actividad placentera, sino que también se libera mucho antes de realizar una acción. De esta manera, consigue motivarnos a buscar situaciones o actividades agradables, evitando las negativas.
Prueba de esto es que la baja producción de dopamina ocasiona anhedonia, uno de los síntomas mas característicos de la depresión. Al contrario, altos niveles de dopamina en la corteza prefrontal hacen que las personas estén más motivadas a cumplir con objetivos más exigentes.
La cara oculta de la dopamina
Pero no todo son alegrías. La dopamina también está relacionada con muchas enfermedades psiquiátricas y neurológicas.
Aunque si hay una enfermedad que irremediablemente nos viene a la cabeza cuando hablamos de un déficit en dopamina es la enfermedad de Parkinson, cuyo Día Mundial se celebra el 11 de abril. En este caso, la causa de este trastorno es la muerte de las neuronas que producen dopamina en una región del cerebro que se llama sustancia negra. Esta dopamina está implicada en el control de la actividad motora, de ahí los síntomas que presentan los pacientes que la sufren.
A pesar de que en la actualidad no hay una cura contra el párkinson, algunos tratamientos permiten mejorar los síntomas y, por tanto, la calidad de vida de los pacientes.
En este sentido, el fármaco estrella desde hace décadas es la levodopa, precursor metabólico de la dopamina. Es decir, cuando se consume por vía oral, se absorbe rápidamente en el intestino y rápidamente llega al cerebro, donde se transforma en dopamina, mejorando el control del movimiento.
En resumen, la dopamina es la Mary Poppins de nuestro organismo, “prácticamente perfecta en todos los sentidos”. En cuanto a sus acciones, al igual que la niñera inglesa, puede ser severa pero también amable y educada.
Es importante saber más de los contaminantes que afectan a tu salud. Y la contaminación por la dieta puede ser uno de ellos.
Hay contaminantes en nuestra dieta que aceleran el envejecimiento
Los contaminantes son, qué duda cabe, dañinos por definición. Pero no todos lo son por igual. Entre la multitud de compuestos químicos sintéticos que contaminan nuestro medio, los que disparan las alarmas son sobre todo los contaminantes orgánicos persistentes (COPs).
Se trata de compuestos tóxicos presentes en el medio ambiente, en el agua y en los alimentos. Como su mismo nombre indica, su resistencia a la degradación les hace permanecer largo tiempo en el medio ambiente. Para colmo, hablamos de compuestos de fácil difusión, que se acumulan en el tejido adiposo de los seres vivos y que son capaces de causar efectos adversos en la salud humana y en el ecosistema. En suma, tienen todas las papeletas para causarnos problemas importantes.
A esto se le añade que, debido a su libre circulación global a través de la atmósfera, no se quedan estancados donde han sido vertidos. Muy al contrario, pueden estar presentes en todo el planeta.
Además, se trata de compuestos semivolátiles, muy estables, de baja solubilidad en agua y con gran capacidad de biomagnificación (aumento de su presencia) a medida que subimos peldaños de la cadena alimentaria. Por eso no es raro que acaben en nuestros platos.
Dioxinas y PCBs
Dentro de los COPs, existe una gran diversidad. En la Universidad de Navarra nos hemos centrado en estudiar los policlorobifenilos (PCBs) y las dioxinas, ambos omnipresentes en la cadena alimentaria, y en particular en los productos cárnicos y lácteos, pescados y mariscos. Como ciertos PCBs y dioxinas tienen mecanismos similares, normalmente se estudian conjuntamente en el contexto de la salud pública.
Los PCBs son sustancias tóxicas de tipo aromático-clorados cuya fórmula fue descrita por primera vez por Schmidt y Schultz en 1881. Se trata de compuestos hidrofóbicos, lo cual les confiere la capacidad de reaccionar con los lípidos de organismos vivos y, por lo tanto, de acumularse en sus tejidos.
Los PCBs se utilizaron como fluidos industriales, incluidos refrigerantes dieléctricos en condensadores y transformadores, hasta que se prohibieron en la mayoría de los países en los años 80. Los alimentos son la principal fuente para la ingesta humana de PCBs.
Con el nombre “dioxinas” normalmente se agrupan los compuestos pertenecientes a dos estructuras químicas bien diferentes: policloro dibenzo-p-dioxinas (PCDDs) y policloro dibenzo furanos (PCDFs). Las dioxinas se acumulan en la cadena alimentaria, principalmente en el tejido adiposo de los animales.
Aumentan las enfermedades cardiovasculares y el envejecimiento celular
Más del 90% de la exposición humana a las dioxinas se produce por medio de los alimentos, en particular de los productos cárnicos y lácteos, pescados y mariscos. En la leche y sus derivados, pero también en órganos como el cerebro y el hígado, es frecuente encontrar PCBs.
La exposición dietética a contaminantes orgánicos persistentes se ha asociado con factores de riesgo cardiovascular en humanos. Dentro de la cohorte SUN (Seguimiento Universidad de Navarra), varios estudios reflejaron que los niveles PCBs obtenidos a partir de la ingesta dietética estaban asociados con un mayor riesgo de desarrollar hipertensión y obesidad.
Asimismo, otros estudios mostraron una asociación entre la exposición dietética a PCBs y la aterosclerosis coronaria, insuficiencia cardíaca, diabetes tipo 2 y mortalidad por enfermedades cardiovasculares, entre otras.
Recientemente, investigadores de la Universidad de Navarra y el CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) hemos comprobado que una exposición elevada a contaminantes orgánicos persistentes (PCBs) a través de la dieta también podría acelerar el envejecimiento celular. La investigación, basada en 886 voluntarios mayores de 55 años, acaba de ser publicada en la revista Nutrients y ha puesto de manifiesto que estos contaminantes conllevan un acortamiento de los telómeros. Estas regiones de ADN no codificante se encuentran en los extremos de los cromosomas y su longitud, además de reflejar la esperanza de vida, indica el estado global de salud. Y el riesgo de sufrir enfermedades crónicas.
Aunque ahora se necesitan más estudios longitudinales para corroborarlo, la investigación resalta la influencia del estilo de vida y, en concreto, de la dieta en la integridad del material genético o ADN.