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Símbolos en las botellas de plástico

Símbolos en las botellas de plástico

https://www.amway.es/user/id5040703 disimulan con cuidado esos etiquetas porque están obligados a mostrarlos. Así poca gente lo lee y no se preocupa por los símbolos y las botellas de plástico.

La recomendación más inteligente, y desde luego más responsable, sería dejar de utilizar lo máximo posible cualquier objeto o envase de plástico de un solo uso. Como ya habrás pensado de forma inmediata hablamos principalmente de botellas de agua, refrescos jugos otras bebidas.

Símbolos en las botellas de plástico
Símbolos en las botellas de plástico

Según diferentes estudios las botellas de plástico utilizadas en bebidas como el agua y distintos r refrescos suponen un altísimo porcentaje del plástico sin reciclar depositados en vertederos y flotando o hundido en el mar. Pero también hay que tener en cuenta la cantidad de envases y objetos de plástico como pueden ser botellas de cosmética o detergentes o gel de ducha. Y ¿cómo no?, imposible olvidar el sector de la alimentación que ha encontrado y utilizado el plástico durante décadas como soporte barato y, en muchos casos eficaz, para envolver todo tipo de alimentos.

Símbolos en las botellas de plástico. ¿Qué significan?

Los símbolos que tímidamente puedes ver en todo este tipo de objetos de plástico forman parte del tipo de mensaje de reciclaje a nivel internacional. Así, intentan indicar el tipo de plástico, distintas características en su composición y su facilidad de reciclaje.

PET. Está considerado como un plástico no biodegradable, a no ser que utilices un tipo de proceso químico. Curiosamente es el plástico más habitual y que más contamina. Se encuentra en todo tipo de botellas de bebidas y agua. Pere también los podemos encontrar en champús o otro tipo de envases de cosmética y belleza.

HDPE. También un tipo de plástico bastante difundido y habitual en productos de limpieza del hogar. Por otro lado es habitual que se utilice también en otro tipo de productos alimentarios como la leche o los yogures. Su composición es muy variada pero abundan diferentes productos de origen químico.

PVC. Es un plástico habitual en la construcción, en fontanería o en algún tipo de envases y determinado. Al contener bastantes toxinas apenas utilizan la alimentación.

LDPE. Plástico fino y transparente muy usado en las bolsas. Es un plástico muy peligroso para el medio ambiente porque habitualmente no se recicla.

PP. También con unos niveles de reciclado muy bajos podemos encontrarlo en botellas y algunos usos en la alimentación.

PS. Ha sido durante décadas utilizado para la fabricación de elementos desechables como cajas, bandejas de comida o utensilios como platos o cubiertos. A pesar de lo extendido desuso durante años se le considera bastante tóxico y bastante dañino para el organismo. También súper teclado es bastante pobre.

SPEB

 

 

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Verdades sobre micro plásticos –

Verdades sobre micro plásticos

Se ha hablado mucho sobre el aumento del plástico en nuestras vidas. Pero no sabemos tanto de las verdades sobre el micro plásticos que recibe nuestro cuerpo día a día.

En los últimos tiempos han prodigado los diferentes estudios que hablan de las cantidades asombrosas de micro plásticos que hemos generado a lo largo de medio siglo. Y es normal, dado que el aumento en la producción de plástico y su uso para todo tipo de utilidades, no ha parado de crecer de una forma escalofriante. Así utilizando distintas fuentes el aumento de producción y consumo de plásticos en los últimos 50 años oscila entre 500, 1000 incluso 20.000 veces más.

Verdades sobre micro plásticos
Verdades sobre micro plásticos

Centrándonos en la Unión Europea en donde nos encontramos se calcula que al menos tres cuartas partes de los 60 millones de toneladas de plásticos que se producen en Europa, pocos son verdaderamente reciclados y gran parte de ellos acaban flotando o hundidos.

Verdades sobre micro plásticos. Un problema global que puede cambiar el mundo

No pretendemos ser alarmistas pero la realidad nos deja muchas opciones para el optimismo. Como en muchos otros sectores de la vida que son perjudiciales para el bienestar y la salud de los ciudadanos, la postura de la clase política y de los medios de comunicación es relajar su conciencia emitiendo de vez en cuando buenas intenciones y palabras vacías con lo que piensan que se responsabilidades ya terminado. Pocos tendrán el más mínimo remordimiento ni se plantearán que están ayudando a destruir este mundo.

No hacerse eco del gran problema que nos ha venido encima y hacer oídos sor11dos a cualquier tipo de solución que se proponga es la constante que se está tomando por parte de quienes dirigen este mundo. Es lógico puesto que a la sociedad no le gusta escuchar mensajes sobre lo que están haciendo con nuestro medio ambiente y con nuestro planeta.

Verdades sobre micro plásticos. No solamente se encuentran en el mar

Al contrario de lo que muchos ciudadanos pieza los micro plásticos no se encuentran únicamente en el mar y llegan a nuestro organismo a través de comer alimentos procedentes de allí. Pero una de las formas más comunes de la contaminación plástica es la inhalación por aire. Un poco saben que puede ser incluso 15 veces mayor que la contaminación por productos que comemos y que contienen micro plásticos.

Pero al final todo se agachan la cabeza. Por un lado la comunidad científica tampoco quiere comprometerse y dejar claro el gran riesgo que representa para la salud y los efectos que en un futuro tener el organismo la inhalación y el consumo de micro plásticos. Tampoco la comunidad política parece estar preocupada y prefieren, como suele ser habitual, delegar los grandes problemas para los que vengan detrás y lavarse las manos. Pero hay una realidad que nadie puede poner en duda. Los micro plásticos que llegan a nuestro organismo son, sin duda, elementos perjudiciales para nuestra salud. Son elementos difíciles de destruir que han vivido durante mucho tiempo en el medio ambiente, incluso en animales vivos, Y que es imposible que se desintegre ni se deshagan en nuestro organismo, por lo que quedarán almacenados en este interior.

SPEB

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De espacios inertes a espacios verdes

De espacios inertes a espacios verdes

De espacios inertes a espacios verdes

High Line Park (Nueva York).
Wikimedia Commons / Dansnguyen

Julián Briz Escribano, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Isabel de Felipe Boente, Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y Teresa Briz, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)

En el campo urbanístico ocupan un lugar destacado los grandes proyectos que movilizan inversiones. Sus diseños e innovaciones, en un medio o largo plazo, transforman nuestra vida siguiendo unos parámetros de supuesto bienestar.

Ciudades como Madrid (Madrid Nuevo Norte, Madrid Río, Bosque Metropolitano, Renazca), Barcelona (reestructuración olímpica, Plan Natura 2030) y Valencia (cauce antiguo del Turia) experimentan grandes cambios. Simultáneamente hay recursos marginados que pueden salir a la luz con presupuestos más limitados, a plazos más cortos y con participación ciudadana, como es el caso del suelo y edificaciones urbanas.

La necesidad de un espacio abierto naturado en proximidad (balcones, terrazas, fachadas) se ha puesto de manifiesto durante el confinamiento debido a la actual pandemia. Se ha estimulado la demanda, especialmente, en edificios ya existentes.

Como respuesta, tanto los legisladores como los planificadores urbanos están planteando considerar que estas superficies no computen como edificabilidad de la vivienda, eximiéndolas de la tasa de bienes inmuebles. Esto sería un estímulo para nuevas construcciones o para la reconversión de las existentes.

No obstante, esta medida no es suficiente, pues no se presta atención al uso que se le debería dar. De hecho, en muchas ciudades los balcones y cubiertas se encuentran sin naturar por parte de sus habitantes, lo que debe estimularse a través de las oportunas campañas de apoyo.

Infraestructuras verdes urbanas olvidadas

La sociedad urbana no reconoce adecuadamente los beneficios que percibe de las infraestructuras verdes. Entre ellos podemos mencionar los siguientes:

  • Multifunciones. Por ejemplo: valor paisajístico; base de alimentos en los huertos; centros de encuentro y ocio; instrumentos descontaminadores de gases, polvo y calor; fuentes de salud física y mental; fomento de la biodiversidad y amortiguadores del cambio climático.
  • Aprovechamiento de espacios marginados a costes asumibles. Es el caso de las cubiertas y paredes verdes. Hay millones de metros cuadrados que pueden reutilizarse con jardines, huertos o invernaderos según su ubicación y la preferencia de los vecinos.
  • En las zonas urbanas más densas no queda espacio disponible en el suelo, y la naturación en altura es la única alternativa. En el caso de Madrid, estudios realizados en el barrio de Salamanca estiman que unos 475 mil metros cuadrados son susceptibles de naturación, a través de invernaderos, huertos y jardines al aire libre o dejando poblar a la naturaleza libremente con flora y fauna nativas, como suelen hacer ciudades como Londres, impulsando la biodiversidad.

La actitud del vecindario es manifiestamente favorable a la creación de espacios naturados en su entorno. Están dispuestos a apoyarlos económicamente en su instalación y mantenimiento, según análisis preliminares en distritos de Madrid como Salamanca, Argüelles, Chueca y Prosperidad.

Terrazas con invernaderos descontaminantes

Comentaba el premio Nobel Camilo José Cela en el artículo Jardines en el tejado (ABC, 1995) que “un inventor con tiempo para la fantasía ha tenido la idea de convertir tejados en jardines, siendo una inquietud tan saludable como oportuna”.

La fantasía que comentaba Cela se ve acompañada de realidades, poco reconocidas por los urbanitas, entre las que podemos señalar:

  • Las azoteas son uno de los recursos dormidos que podemos despertar en nuestro país, al igual que se viene haciendo en otras ciudades del mundo, sustituyendo los bosques de antenas y tendederos por espacios verdes de huertos y jardines.
  • Un plus añadido lo constituyen los invernaderos que purifican el aire de las chimeneas de calefacciones de viviendas y oficinas, así como actividades industriales. Se trata de reconducir los gases expulsados a invernaderos, donde el calor, el CO₂, NO₂ y el polvo en suspensión pueden ser reciclados utilizándolos en el cultivo de plantas.
  • Madrid y Barcelona son dos de las ciudades europeas más contaminadas por partículas en suspensión PM₂,₅ y NO₂ y con mayor mortalidad. El NO₂ necesita una reconversión especial mediante urea cristalina, comercializada ya como AdBlue para los vehículos, especialmente camiones, habida cuenta que son una de las fuentes contaminantes más significativas en las ciudades.
  • Las superficies naturadas en las cubiertas enfrían el aire que las rodea. Al deslizarse este desde las alturas por su mayor densidad, desplaza el aire contaminado de las calles, que se eleva y puede ser renovado mediante movimientos circulares.

Justicia social y naturación urbana

La recuperación de un área degradada, con una buena ubicación y habitada por grupos marginales, puede provocar un efecto de gentrificación. Puede atraer a ciudadanos más ricos que expulsan a los moradores tradicionales más pobres, enfrentados a una elevación de los precios de sus productos habituales o escasez de estos, así como de los servicios utilizados habitualmente. Con ello se alejan de sus puestos de trabajo y se rompe el entorno sociocultural de la comunidad en la que se encontraban.

La mayoría de las grandes ciudades con programas dinámicos urbanísticos se encuentran con ese marco operativo. Así, la ciudad de Nueva York muestra varias experiencias en dicho contexto. El corredor verde High Line, que aprovechó las infraestructuras de los pasos elevados en las calles para construir áreas verdes y jardines, ha tenido un gran éxito económico, atrayendo a turistas y negocios.

Madrid Río.
Shutterstock / Jose Luis Vega

Otro proyecto exitoso ha sido Madrid Río. Esta iniciativa ha supuesto una mejora en la ribera del Manzanares. Se ha soterrado el tráfico con túneles, cubriéndolos con parques y áreas de recreo, con árboles y zonas verdes. Además, se ha recuperado el propio río, con su función natural y aumentando la biodiversidad. Es de interés analizar la evolución del vecindario, la revalorización de edificios, el perfil demográfico y los cambios producidos, habida cuenta el esfuerzo financiero realizado.

La celebración de eventos como las Olimpiadas ha sido un factor determinante para reestructurar ciudades como Pekín o Barcelona. Así, se han transformando zonas marginales o abandonadas, pero con un valor de situación geográfica, con el apoyo de inversiones públicas que, en definitiva, benefician a grupos determinados.

El parque de la Nueva Icaria, en la Villa Olímpica de Barcelona.
Canaan / Wikimedia Commons, CC BY-SA

Caso especial para mencionar es el casco de La Habana Vieja. En conversación personal con el ya fallecido Eusebio Leal, historiador de La Habana, nos comentaba que se ha producido un fenómeno de recuperación, involucrando al propio vecindario, manteniendo los valores arquitectónicos y culturales tradicionales. Una de las preocupaciones ha sido evitar la gentrificación, fijando a la población habitual y facilitando actividades como el mercado de artesanía.

En conclusión, se puede decir que las soluciones basadas en la naturaleza aplicadas a los problemas urbanos deben encontrar un equilibrio entre la mejora del entorno medioambiental y la concordia económica y saludable del tejido social en que se ubican.The Conversation

Julián Briz Escribano, Catedrático emérito, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Isabel de Felipe Boente, Profesora jubilada de Economía y Desarrollo, Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y Teresa Briz, Profesora Contratada Doctora. Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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Reducir el consumo de papel

Reducir el consumo de papel

La tecnología nos ha traído cosas negativas. Pero también positivas como el poder reducir el consumo de papel.

Según distintas informaciones los estadounidenses desecharon más de 67 millones de toneladas de productos de papel a lo largo del 2018. Esta astronómica cantidad llegó a suponer más de un 23 % de los residuos sólidos que se produjeron en las ciudades.

Reducir el consumo de papel
Reducir el consumo de papel

Así, distintos estudios en los que se basan algunos investigadores, calculan que un trabajador americano en una oficina puede llegar a generar casi un kilo de residuos de papel a lo largo de la semana.

La buena noticia es que la utilización de recursos digitales, tanto en oficinas como en cualquier tipo de trabajos, es una manera extraordinaria de reducir el consumo de papel.

Reducir el consumo de papel. Una nueva organización

Mucho algunas acciones como ordenar o archivar en carpetas documentos importantes ya han pasado de historia. Según parece ya resulta extraño archivar cientos de documentos de todo tipo, como los documentos financieros o documentos relativos a la salud.

Implantación del mundo digital ha traído consigo, ya desde hace años, poder archivar y guardar los documentos de forma digital, tanto en ordenadores y otros dispositivos, como en contenedores en la nube.

Esta implantación del mundo digital a la hora de archivar documentos a su puesto de enorme cambio no solo un avance medioambiental. También a nivel social ya no hace falta realizar muchos desplazamientos o acudir a distintos lugares para solicitar documentación o entregar documentos.

Esta revolución a la hora de evitar el consumo de papel, que al final acabará en la basura, supone un avance sin precedentes a la hora de evitar la desforestación de muchas zonas del planeta. Son pequeños actos para solucionar un problema que durante décadas ha estado presente. Reducir el impacto medioambiental que supone la utilización del papel.

SPEB

 

 

 

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Los intereses económicos siguen mandando en el medio ambiente

Los intereses económicos siguen mandando en el medio ambiente

Desobediencia climática: la incómoda rebelión de científicos y ciudadanos. Los intereses económicos siguen mandando en el medio ambiente.

Activistas por el clima protestan en la COP27 de Sharm El-Sheikh.
UN News / Laura Quiñones

Fernando Valladares, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC)

Las cumbres del clima comparten dos importantes características con la desobediencia civil no violenta: ambas son tan imprescindibles como insuficientes. También son incómodas, pero en eso gana, y por mucha diferencia, la desobediencia.

Lo que sí es una notable diferencia entre ambas es el caso que hacen a la ciencia: las cumbres del clima trabajan sobre la evidencia científica del cambio climático y sus impactos, sin avanzar apenas en las recomendaciones científicas. Sin embargo, sólo quienes participan en los actos de desobediencia civil parecen tomarse realmente en serio las advertencias de los científicos y científicas de todo el mundo.

Los gobiernos siguen subvencionando los combustibles fósiles

La modesta ambición de los acuerdos climáticos que año tras año se alcanzan en las cumbres del clima revela la complejidad de lograr acuerdos globales y, especialmente, que los representantes de cada país tienen otras prioridades a la hora de negociar su compromiso de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

No sólo las emisiones aumentan, cuando deberían disminuir, sino que los gobiernos no dejan de subsidiar todos los combustibles fósiles, incluyendo el más sucio, el carbón, que en 2022 ha protagonizado un terrible renacimiento.

La inquietud global por la inacción climática de los gobiernos crece y se manifiesta.

El objetivo del activismo se ha alcanzado: incomodar

Tras el parón forzoso de la covid-19, y ante la escasa atención política a la crisis climática, han aumentado las manifestaciones ciudadanas, agrupando numerosos colectivos, algunas coordinadas a nivel global.

Ante la cumbre número 27 del clima (Conferencia de las Partes o COP), numerosos ciudadanos, incluyendo activistas, científicos y teólogos han participado en actos de desobediencia que han logrado uno de sus objetivos: incomodar.

Hay más dudas y mucha polémica sobre si han conseguido otro de sus objetivos: que se hable de la emergencia climática y el rotundo incumplimiento del Acuerdo de París.

Muchas de estas acciones han llamado la atención internacional sin provocar ningún daño. Entre ellas, tirar sopa de tomate al cristal que protege un cuadro famoso de Van Gogh o de Goya, lanzar una tarta a una figura de cera de Carlos III o pegarse a coches deportivos. Hemos escuchado voces airadas y muchas quejas. Incluso se argumenta que estas acciones podrían generar el efecto contrario del que buscan.

¿Quién se queja de las protestas?

Antes de seguir analizando la polémica, unas preguntas: ¿Quién se queja de estas acciones? ¿Acaso se quejan los ciudadanos de Sierra Leona, o los últimos habitantes que quedan de las islas Tuvalu y tantas otras engullidas por la subida del nivel del mar? ¿Hay entre los que escriben airadas columnas o pronuncian enfadados discursos algún migrante climático o alguien que ha perdido su casa en un incendio de sexta generación? ¿Le ha parecido mal alguna de estas acciones a los familiares de esos 5 000 españoles que perdieron la vida como consecuencia de las olas de calor del verano de 2022? Estas voces proceden principalmente de miembros afortunados de una sociedad adormecida a quienes sienta mal que les despierten de la siesta.

La inacción climática genera nuevos activismos

Las voces molestas por una desobediencia incómoda no reparan en el hecho de que quienes recurren a la desobediencia civil no violenta no son solo jóvenes rebeldes antisistema. Estos actos que acaparan titulares, se planean con sumo detalle para no generar daños irreparables a las obras, y cuentan con la asesoría de abogados y juristas voluntarios para que la acción se aleje lo menos posible de los marcos legales de cada país. En estos actos también participan científicos y otros segmentos muy variados de la sociedad.

Científicos y teólogos, juntos en la desobediencia climática

Científicos de más de 40 países, agrupados en movimientos como Scientist Rebellion (Rebelión Científica), han decidido no dejar solos a los millones de activistas de todo el mundo que se apoyan en la ciencia para forzar un cambio profundo en nuestro sistema socioeconómico, un cambio que permita atajar el cambio climático. Teólogos y representantes de colectivos cristianos recurren también a la desobediencia civil no violenta para detener el calentamiento global.

Muchos cristianos se manifiestan por el clima, inspirados por la encíclica Laudatio Si del papa Francisco, un documento basado en la evidencia científica y que exhorta a proteger el planeta en el que vivimos.

El número de movimientos de protesta se ha triplicado desde 2006

En los últimos años se ha producido un crecimiento espectacular de los movimientos sociales que manifiestan su disconformidad mediante movilizaciones públicas y actos de desobediencia civil, desde Black Lives Matter y Fridays for Future hasta las protestas masivas de los agricultores indios. El número de movimientos de protesta se triplicó entre 2006 y 2020.

Los datos revelan que estos nuevos activistas son muy eficientes. El trabajo de Extinction Rebellion (XR) en UK evitó 13 toneladas de dióxido de carbono por cada libra que gastó en promoción; por cada dólar gastado por Sunrise Movement se evitaron aproximadamente cinco toneladas de dióxido de carbono.

La relación coste-eficacia de XR y del Movimiento Sunrise es mejor que la de una de las organizaciones benéficas climáticas mejor valoradas a nivel mundial, Clean Air Task Force, por factores de 12 y 6 veces respectivamente.

El apoyo de corporaciones y fortunas con problemas de conciencia

Incluso los movimientos de protesta con escasa financiación han tenido un impacto catalizador en la consecución de cambios positivos a gran escala. Así, el apoyo a los movimientos de protesta jóvenes y emergentes podría ser una de las cosas más impactantes en las que pueden participar los filántropos, y muchos de nosotros. De hecho, los herederos y beneficiarios de dos grandes fortunas petroleras estadounidenses apoyan a grupos que luchan por bloquear proyectos de combustibles fósiles. Sienten una obligación moral.

Equation Campaign, fundada en 2020, brinda apoyo económico y defensa jurídica a las personas que viven cerca de oleoductos y refinerías, y que están tratando de detener el aumento de los combustibles fósiles mediante métodos que incluyen la desobediencia civil. Estos objetivos se comparten con el Fondo para la Emergencia Climática, fundado en 2019 en California. Ambas cuentan con respaldo económico de descendientes Getty Oil y de la familia Rockefeller que fundó Standard Oil en 1870. Save Old Growth y Just Stop Oil son otros grupos muy eficientes en la lucha climática que cuentan con apoyos económicos de fortunas creadas a partir del negocio del petróleo.

La angustiosa necesidad de la desobediencia

Merece la pena no olvidar que Mary Richardson y sus compañeras incomodaron a la sociedad británica de hace un siglo y el sufragio se hizo realmente universal. Hasta entonces solo tenía derecho a voto la mitad de la población. Si eras mujer, no votabas. Mary apuñaló el cuadro de la Venus del Espejo, arriesgó su integridad física y su libertad y logró junto con el resto de las sufragistas cambiar las cosas.

La desobediencia no busca hacer amigos. El cambio climático es un problema grave que nos afecta a todos y que trae consigo una terrible injusticia: aquellos países y aquellas partes de la sociedad que más sufren las consecuencias son precisamente quienes menos han influido o influyen en el calentamiento de la atmósfera.

Un cuadro apuñalado.
Daños en la Venus de Rokeby por el ataque de Mary Richardson. El lienzo fue restaurado posteriormente.
Wikimedia Commons

La cruel paradoja de los países que menos emiten

Pakistan, que ha contribuido con menos de un 1% a la emisión de gases de efecto invernadero, tiene un tercio de su país bajo el agua tras sufrir las avalanchas históricas de unos glaciares que se funden a marchas forzadas, generando una tremenda cascada de impactos que evidencian una dramática injusticia climática. Todos estamos haciendo esfuerzos para reducir emisiones, mientras un 1% de los que viajan en avión (quienes viajan en jets particulares o en primera clase) son responsables del 50% de las emisiones del sector aeronáutico.

Para abordar la crisis climática se realizan anualmente unas grandes, costosas y muy paradójicas cumbres del clima, en las que líderes políticos y grandes empresarios viajan precisamente en jets privados. La número 21, que se celebró en París en 2015, fue especialmente importante porque en ella se estableció que no debíamos rebasar una temperatura superior a 1,5 C de calentamiento sobre la era preindustrial en el conocido Acuerdo de París.

El problema con el Acuerdo de París de la COP 21 es que en lo único que nos hemos puesto realmente de acuerdo es en incumplirlo. Las emisiones que tenían que ir bajando no paran de subir, aumentando lo que se conoce como “brecha de emisiones”, la dolorosa y peligrosa distancia entre donde deberíamos estar y donde estamos en términos de emisiones de gases de efecto invernadero.

Por este cúmulo de circunstancias y resultados las cumbres del clima son a todas luces insuficientes. También por todo esto la desobediencia civil es angustiosamente imprescindible. Perdonen las molestias.The Conversation

Fernando Valladares, Profesor de Investigación en el Departamento de Biogeografía y Cambio Global, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC)

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.