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Comer sanos en la vejez

Comer sanos en la vejez. Breve guía para comer de manera saludable durante el envejecimiento
Comer sanos en la vejez. Breve guía para comer de manera saludable durante el envejecimiento
Shutterstock / Photographee.eu

Iker Gomez Garcia, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Alfredo Fernández-Quintela, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Jenifer Trepiana Arin, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Maria Puy Portillo, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

“Los jóvenes deben saber que algún día serán viejos”, dijo Gregorio Marañón. Envejecer es un proceso vital por el que, tarde o temprano, todos vamos a pasar. En esa etapa de la vida, la salud, más que nunca, toma gran relevancia y empieza a considerarse el centro de los intereses y preocupaciones.

Llevar un estilo de vida activo y una alimentación sana y equilibrada aumenta la calidad de vida durante el envejecimiento. Sin embargo, una gran parte de los mayores no lleva una alimentación de calidad. De hecho, uno de cada tres ancianos presenta deficiencias nutricionales en su dieta, que suelen incrementar la disminución de la masa muscular y de la densidad ósea que acompaña de manera natural al envejecimiento, además de hacer que la función inmune sea menos eficaz.

Pero ¿a qué se debe esta situación de malnutrición?

Por un lado, con el paso de los años el deterioro de los procesos celulares es muy evidente. No obstante, no todas las personas sufren con la misma intensidad el proceso de envejecimiento, ya que los hábitos de vida de cada individuo son muy variables. Asimismo, el envejecimiento suele venir acompañado de múltiples patologías crónicas que hacen muy complejo diferenciar cuáles son los cambios producidos por el propio proceso de envejecimiento y cuáles son consecuencia de una enfermedad.

Igualmente, existen diversos factores, tanto físicos como fisiológicos, que pueden afectar al estado nutricional del anciano y al desarrollo de enfermedades.

Un ejemplo podría ser el deterioro en los sentidos con los que percibimos los alimentos: el gusto, la vista y el olfato. Este deterioro condiciona algunos cambios en los hábitos de alimentación, ya que pueden hacer que las comidas sean menos vistosas y apetecibles.

Problemas a la hora de masticar, digerir… y comprar

Por otra parte, en las personas de edad avanzada, la prevalencia de alteraciones en los procesos de masticación y digestión es muy elevada. Este hecho provoca que la absorción de nutrientes presentes en algunos alimentos y, por tanto, su aprovechamiento no sea el adecuado. Además, los cambios en el sistema cardiovascular y el deterioro hepático y renal también dificultan una utilización adecuada de los nutrientes.

Estos cambios influyen en los requerimientos nutricionales. Así, se produce una reducción de las necesidades energéticas y un aumento de los requerimientos nutricionales de vitamina D y calcio.

Todos estos cambios hacen referencia a la dieta de ancianos sin patologías previas. No obstante, hay que señalar que, en la población anciana, la elevada prevalencia de ciertas enfermedades hace que muchos de ellos tengan que seguir dietas restrictivas en algunos alimentos o componentes.

Por otro lado, muchas personas mayores toman a diario varios medicamentos, por lo que las interacciones, que la mayoría de las veces afectan negativamente a la utilización de algunos nutrientes, resultan mucho más frecuentes.

La vida de una persona anciana no cambia únicamente en cuanto a la fisiología. Por lo general, los ancianos pueden presentar trastornos en el equilibrio, limitaciones de movimiento e incluso minusvalías. Esto condiciona en muchos casos la posibilidad de hacer la compra y cocinar.

Además, el estado psicológico es un factor a tener en cuenta en la alimentación del anciano, debido a que la pérdida de autonomía, la soledad y el deterioro del estado de ánimo condicionan el apetito y llevan a dietas monótonas con carencias en múltiples nutrientes.

Shutterstock / mavo

Recomendaciones para comer mejor

Una gran parte de la población anciana presenta problemas para ingerir alimentos. ¿Cuáles serían las soluciones más recomendables?

Los problemas bucodentales como, por ejemplo, una menor secreción salivar y la pérdida de la dentadura dificultan la masticación. En consecuencia, se deberán priorizar alimentos de fácil masticación como los lácteos y desplazar otros como la carne y algunas verduras y frutas. Eso puede repercutir negativamente en el aporte de nutrientes de la dieta.

Es decir, es tan importante lo que se come como lo que se deja de comer.

Además, otras estrategias que pueden ayudar a la ingesta de alimentos en personas de edad avanzada pueden ser las siguientes:

  1. Utilizar cubiertos adaptados que no resbalen y reducir la distancia al plato para evitar que la comida se caiga antes de llegar a la boca.
  2. Para que la masticación sea más sencilla, coger cantidades pequeñas de comida y, antes de volver a coger comida, vaciar lo que hay en la boca. Ingerir los vegetales en forma de puré, las frutas asadas, cocidas o en compotas y la carne como carne picada (albóndigas, hamburguesas caseras) para facilitar la masticación.
  3. Para evitar la tos y el atragantamiento, se recomienda modificar la consistencia de los alimentos, evitando consistencias mixtas o tropezones, inclinando la cabeza hacia delante al tragar, y empujando la comida con la lengua. En caso de atragantamientos frecuentes, se pueden espesar los líquidos con polvos espesantes.

Dicho esto, ¿es posible llevar una alimentación saludable durante la vejez?

La respuesta es claramente afirmativa. Comer adecuadamente, además de beneficioso para la salud, debe ser un placer.

Para ello, hay que empezar por una buena compra, que incluya un amplio abanico de alimentos saludables, y eligiendo aquellos con mayor cantidad de nutrientes. Un patrón dietético como el de la dieta mediterránea sería un ejemplo de dieta variada y equilibrada. Se ha demostrado que una alta adherencia a la dieta mediterránea está directamente asociada con una reducción del riesgo de padecer enfermedades crónicas de origen nutricional.

Comamos bien y cuidémonos. Pertenecer a la tercera edad no es razón para dejar de cuidar la máquina que nos va a permitir vivir plenamente otros muchos años más. ¡Envejezcamos bien!The Conversation

Iker Gomez Garcia, Estudiante de doctorado, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Alfredo Fernández-Quintela, Profesor de Nutrición e Investigador del CIBERobn, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Jenifer Trepiana Arin, Investigadora del grupo Nutrición y Obesidad de la Universidad del País Vasco y del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberObn) y del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Maria Puy Portillo, Catedrática de Nutrición. Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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Diferencias de los plásticos

Diferencias de los plásticos

Los plásticos, son una pesadilla y un cáncer con graves consecuencias para la tierra. Pero hay que conocer las diferencias de los plásticos.

En las últimas décadas, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, el plástico ha cobrado la importancia como recurso para la fabricación de utensilios para el almacenamiento de los litros, tanto sólidos como líquidos. La razón, ser un producto de un costo muy bajo, ser resistente y tener una vida muy larga.

Diferencias de los plásticos
Diferencias de los plásticos

Pero las características de los plásticos cambian según su composición y el método que ha sido fabricados. Teniendo esto en cuenta hay que distinguir entre los que son nocivos para la salud humana y los que tienen un alto nivel de toxicidad.

Diferencias de los plásticos. Los plásticos que usa Nikken

Nikken ha sido pionera en el cuidado del tipo de plásticos que utiliza para elaborar sus productos. En cualquier caso ha tenido en cuenta aspectos fundamentales para elaborar sus sistemas de agua de tal forma que tengan un impacto favorable en el medio ambiente y que contribuyan a la relación de consumo de botellas de plástico.

De esta forma hay tres tipos de plásticos empleados por Nikken.

SAN. Estireno Acrilo Nitrilo

Es un material que se emplea en los tanques de llenado y almacenamiento del filtro de agua PIMAG. Es un tipo de termo plástico con alta transparencia de brillo. Es resistente a los agentes químicos y tiene una barrera muy alta contra la humedad y el dióxido de carbono. Fundamentalmente se usa en la fabricación de recipientes, artículos domésticos y de aplicación médica.

ABS. Acrilico Butadieno Estireno.

Nikken los utiliza en las bases y tapas de sus sistemas de filtrado de agua. Es un polímero obtenido a partir de tres monomeros. Se caracteriza por una muy buena resistencia mecánica especialmente el impacto. Presenta una buena estabilidad térmica. Es común en la fabricación de cascos, maletas, cubiertas de electrodomésticos industria de la automoción.

Resina K

Es el plástico empleado en los cartuchos de los sistemas de agua de Nikken. También es un polímero termoplástico basado en estireno y butadieno. Destaca por sus transparencia y dureza. Su desarrollo se te vea respuesta para encontrar un material que no fuera tóxica. Planteamiento usado como película para empaque y envases en la industria de alimentos, fabricación de juguetes, elementos deportivos, productos industriales y equipo médico.

SPEB

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Los beneficios del aceite de oliva

La importancia de que el aceite de oliva sea virgen para prevenir el cáncer de mama. Los beneficios del aceite de oliva

Ya eramos conscientes de la necesidad de profundizar en el impacto potencial de la dieta y el estilo de vida sobre el riesgo de desarrollar un cáncer de mama. Por eso, en el año 2006 se puso en marcha el estudio epidemiológico EpiGEICAM, en el que participaron cerca de un millar de mujeres recién diagnosticadas de cáncer de mama y otro millar de mujeres sanas. El objetivo era encontrar factores relacionados con este tipo de tumores.

Entre las evidencias reveladas en este estudio, en el que colaboran el Instituto de Salud Carlos III y 23 hospitales españoles, destacan la importancia del ejercicio físico, la restricción calórica, el consumo de alcohol y el seguimiento de una dieta mediterránea si queremos minimizar el riesgo de desarrollar un tumor mamario.

Antes de la incursión de la cultura de la comida rápida, el aceite de oliva era la principal grasa para cocinar. Se aliñaba con él sin restricciones tanto en la cocina como en la mesa. Por aquel entonces, los países mediterráneos presentaban una menor incidencia de cáncer de mama.

Además, la dieta mediterránea tradicional se caracterizaba por un alto consumo de frutas, frutos secos, verduras y cereales sin refinar; una ingesta moderada de pescado y aves; un bajo consumo de lácteos, carnes rojas, carnes procesadas y dulces; así como un consumo moderado de vino en las comidas. Y el aceite de oliva no solo era la principal grasa culinaria y de aderezo en los países mediterráneos, sino que también diferenciaba a la dieta mediterránea de otros patrones dietéticos saludables.

Comida mediterránea mirando el Mar Mediterráneo (Formentera). Verduras aliñadas con aceite de oliva virgen.
Carolina Donat, Author provided

La magia del aceite de oliva

Esta nueva investigación de EpiGEICAM se ha publicado recientemente en la revista científica European Journal of Clinical Nutrition. El trabajo señala que el aceite de oliva virgen puede ser un contribuyente clave del efecto protector que proporciona la dieta mediterránea frente al cáncer de mama. A las participantes del estudio (pacientes y mujeres sanas emparejadas) se les preguntó sobre qué tipo y con qué frecuencia usaban aceite de oliva en ensaladas, agregado a alimentos como el pan o para cocinar. También se les consultó sobre el uso de otros aceites vegetales.

El estudio reveló que solo aquellas mujeres que siempre usaban aceite de oliva virgen (tanto para sazonar, cocinar y freír) y que además agregaban durante las comidas (pan, ensalada u otros platos) dos o más cucharadas por día de aceite de oliva virgen, reducían significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de mama.

Esta reducción del riesgo fue del 30 % en comparación con aquellas mujeres que agregaban menos de dos cucharadas de aceite de oliva a sus platos durante las comidas. También se encontraban en este grupo aquellas que no siempre cocinaban con la versión virgen o incluso usaban otros aceites vegetales como el de girasol, soja, maíz o colza.

En base a estos hallazgos, los beneficios del consumo de aceite de oliva, al menos en lo que se refiere a la protección frente al cáncer de mama, parece conferirse únicamente con la versión virgen y cuando su consumo en crudo sea de al menos 2 o más cucharadas soperas diarias. Además, este efecto protector del aceite de oliva virgen fue independiente del resto de componentes de la dieta mediterránea.

Con este estudio reafirmamos los resultados previamente obtenidos en el ensayo de intervención nutricional PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterranea). En dicho estudio participaron 4152 mujeres. Así, las asignadas al grupo de dieta mediterránea complementada con aceite de oliva virgen (grupo de intervención) exhibieron un 68 % menos de riesgo de desarrollar cáncer de mama que las mujeres que siguieron una dieta baja en grasas (grupo control).

En cambio, cuando se comparó a las mujeres asignadas al grupo de dieta mediterránea complementada con frutos secos con el grupo control no se obtuvo una disminución del riesgo de cáncer de mama significativa. Estos resultados señalan el beneficio que ejerce el aceite de oliva virgen por sí mismo en el desarrollo del tumor maligno con mayor frecuencia en mujeres.

La joya de la corona entre los aceites vegetales

Las aceitunas contienen más de 200 compuestos bioactivos, entre los que destacan los polifenoles, con reconocidas propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. El aceite de oliva virgen es el de mayor calidad.

Se obtiene por prensado de aceitunas a baja temperatura sin usar ningún tipo de aditivo. Por eso, conserva no solo el sabor y los aromas, sino también todos los compuestos bioactivos originales.

Sin embargo, el aceite de oliva refinado es una mezcla de aceitunas ligeramente defectuosas o de baja calidad que se someten a procesos térmicos y químicos. Estas técnicas hacen que pierda la mayoría de estos componentes bioactivos. Así, en el aceite de oliva común -que se vende como una mezcla de aceite de oliva refinado (más del 80 %) y aceite de oliva virgen-, el contenido de compuestos bioactivos es mucho menor o está ausente.

Se han descrito muchas acciones biológicas potencialmente beneficiosas para los componentes minoritarios del aceite de oliva virgen. Por ejemplo, el escualeno y los polifenoles, incluidos los alcoholes fenólicos y ácidos, flavonoides, lignanos y secoiridoides, han demostrado tener importantes propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y anticancerígenas.

De hecho, estudios en animales han demostrado que algunos polifenoles exclusivos del aceite de oliva virgen, como el oleocantal, la oleuropeína y su metabolito hidroxitirosol tienen el potencial de inhibir específicamente el proceso por el cual se desarrolla el cáncer de mama.

Asimismo, la producción estándar de otros aceites vegetales, como el de girasol, requieren un nivel alto de procesamiento. Incluso, exige la extracción del aceite con solventes y el refinado mediante desgomado, neutralización, blanqueo y desodorización. Como consecuencia, la mayoría de los constituyentes menores presentes en las semillas también se reducen significativamente en los aceites vegetales.

Dos manos cogen una botella de aceite de oliva.
Shutterstock / AtlasStudio

Para freír, también aceite de oliva virgen

El aceite de oliva, por la proporción de antioxidantes y el tipo de ácidos grasos que lo constituyen –especialmente el oleico– está más preparado para resistir las altas temperaturas sin degradarse que otros aceites vegetales. Aunque estos últimos sean más ricos en ácidos grasos poliinsaturados, resisten peor y tienden más a formar polímeros similares a las grasas saturadas y trans por el efecto de la temperatura.

Además, los polifenoles del aceite de oliva virgen ayudan a estabilizar la vitamina E durante el calentamiento. A su vez, la vitamina E ayuda a proteger los ácidos grasos de la degradación oxidativa.

Por último, también se ha demostrado que los compuestos bioactivos en el aceite de oliva virgen migran a los alimentos durante el proceso de fritura. Por tanto, pueden encontrarse en grandes concentraciones y son más biodisponibles en el alimento cocinado.

Así pues, la evidencia acumulada parece proponer el uso del aceite de oliva virgen tanto para aliñar y condimentar como para cocinar y freír. Aunque conlleve un pequeño aumento en el gasto de la cesta de la compra, promete múltiples beneficios, entre ellos, una protección extra frente al temido cáncer de mama. Hacen falta más estudios epidemiológicos que sigan corroborando la supremacía del aceite de oliva virgen frente a otros aceites vegetales.The Conversation

Carolina Donat Vargas, Investigadora postdoctoral en enfermedades crónicas del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y colaboradora docente en el Dpto. de Medicina Preventiva y Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid., Karolinska Institutet; Adela Castelló, Investigadora distinguida I3, Instituto de Salud Carlos III; Marina Pollán Santamaría, Directora del Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII, Instituto de Salud Carlos III; Miguel Martin Jimenez, Catedrático de Oncología, Universidad Complutense de Madrid, Servicio Madrileño de Salud y Virginia Lope Carvajal, Científica Titular de los Organismos Públicos de Investigación, Instituto de Salud Carlos III

Shutterstock / luigi giordano

Carolina Donat Vargas, Karolinska Institutet; Adela Castelló, Instituto de Salud Carlos III; Marina Pollán Santamaría, Instituto de Salud Carlos III; Miguel Martin Jimenez, Servicio Madrileño de Salud y Virginia Lope Carvajal, Instituto de Salud Carlos III

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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Los intereses económicos siguen mandando en el medio ambiente

Los intereses económicos siguen mandando en el medio ambiente

Desobediencia climática: la incómoda rebelión de científicos y ciudadanos. Los intereses económicos siguen mandando en el medio ambiente.

Activistas por el clima protestan en la COP27 de Sharm El-Sheikh.
UN News / Laura Quiñones

Fernando Valladares, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC)

Las cumbres del clima comparten dos importantes características con la desobediencia civil no violenta: ambas son tan imprescindibles como insuficientes. También son incómodas, pero en eso gana, y por mucha diferencia, la desobediencia.

Lo que sí es una notable diferencia entre ambas es el caso que hacen a la ciencia: las cumbres del clima trabajan sobre la evidencia científica del cambio climático y sus impactos, sin avanzar apenas en las recomendaciones científicas. Sin embargo, sólo quienes participan en los actos de desobediencia civil parecen tomarse realmente en serio las advertencias de los científicos y científicas de todo el mundo.

Los gobiernos siguen subvencionando los combustibles fósiles

La modesta ambición de los acuerdos climáticos que año tras año se alcanzan en las cumbres del clima revela la complejidad de lograr acuerdos globales y, especialmente, que los representantes de cada país tienen otras prioridades a la hora de negociar su compromiso de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

No sólo las emisiones aumentan, cuando deberían disminuir, sino que los gobiernos no dejan de subsidiar todos los combustibles fósiles, incluyendo el más sucio, el carbón, que en 2022 ha protagonizado un terrible renacimiento.

La inquietud global por la inacción climática de los gobiernos crece y se manifiesta.

El objetivo del activismo se ha alcanzado: incomodar

Tras el parón forzoso de la covid-19, y ante la escasa atención política a la crisis climática, han aumentado las manifestaciones ciudadanas, agrupando numerosos colectivos, algunas coordinadas a nivel global.

Ante la cumbre número 27 del clima (Conferencia de las Partes o COP), numerosos ciudadanos, incluyendo activistas, científicos y teólogos han participado en actos de desobediencia que han logrado uno de sus objetivos: incomodar.

Hay más dudas y mucha polémica sobre si han conseguido otro de sus objetivos: que se hable de la emergencia climática y el rotundo incumplimiento del Acuerdo de París.

Muchas de estas acciones han llamado la atención internacional sin provocar ningún daño. Entre ellas, tirar sopa de tomate al cristal que protege un cuadro famoso de Van Gogh o de Goya, lanzar una tarta a una figura de cera de Carlos III o pegarse a coches deportivos. Hemos escuchado voces airadas y muchas quejas. Incluso se argumenta que estas acciones podrían generar el efecto contrario del que buscan.

¿Quién se queja de las protestas?

Antes de seguir analizando la polémica, unas preguntas: ¿Quién se queja de estas acciones? ¿Acaso se quejan los ciudadanos de Sierra Leona, o los últimos habitantes que quedan de las islas Tuvalu y tantas otras engullidas por la subida del nivel del mar? ¿Hay entre los que escriben airadas columnas o pronuncian enfadados discursos algún migrante climático o alguien que ha perdido su casa en un incendio de sexta generación? ¿Le ha parecido mal alguna de estas acciones a los familiares de esos 5 000 españoles que perdieron la vida como consecuencia de las olas de calor del verano de 2022? Estas voces proceden principalmente de miembros afortunados de una sociedad adormecida a quienes sienta mal que les despierten de la siesta.

La inacción climática genera nuevos activismos

Las voces molestas por una desobediencia incómoda no reparan en el hecho de que quienes recurren a la desobediencia civil no violenta no son solo jóvenes rebeldes antisistema. Estos actos que acaparan titulares, se planean con sumo detalle para no generar daños irreparables a las obras, y cuentan con la asesoría de abogados y juristas voluntarios para que la acción se aleje lo menos posible de los marcos legales de cada país. En estos actos también participan científicos y otros segmentos muy variados de la sociedad.

Científicos y teólogos, juntos en la desobediencia climática

Científicos de más de 40 países, agrupados en movimientos como Scientist Rebellion (Rebelión Científica), han decidido no dejar solos a los millones de activistas de todo el mundo que se apoyan en la ciencia para forzar un cambio profundo en nuestro sistema socioeconómico, un cambio que permita atajar el cambio climático. Teólogos y representantes de colectivos cristianos recurren también a la desobediencia civil no violenta para detener el calentamiento global.

Muchos cristianos se manifiestan por el clima, inspirados por la encíclica Laudatio Si del papa Francisco, un documento basado en la evidencia científica y que exhorta a proteger el planeta en el que vivimos.

El número de movimientos de protesta se ha triplicado desde 2006

En los últimos años se ha producido un crecimiento espectacular de los movimientos sociales que manifiestan su disconformidad mediante movilizaciones públicas y actos de desobediencia civil, desde Black Lives Matter y Fridays for Future hasta las protestas masivas de los agricultores indios. El número de movimientos de protesta se triplicó entre 2006 y 2020.

Los datos revelan que estos nuevos activistas son muy eficientes. El trabajo de Extinction Rebellion (XR) en UK evitó 13 toneladas de dióxido de carbono por cada libra que gastó en promoción; por cada dólar gastado por Sunrise Movement se evitaron aproximadamente cinco toneladas de dióxido de carbono.

La relación coste-eficacia de XR y del Movimiento Sunrise es mejor que la de una de las organizaciones benéficas climáticas mejor valoradas a nivel mundial, Clean Air Task Force, por factores de 12 y 6 veces respectivamente.

El apoyo de corporaciones y fortunas con problemas de conciencia

Incluso los movimientos de protesta con escasa financiación han tenido un impacto catalizador en la consecución de cambios positivos a gran escala. Así, el apoyo a los movimientos de protesta jóvenes y emergentes podría ser una de las cosas más impactantes en las que pueden participar los filántropos, y muchos de nosotros. De hecho, los herederos y beneficiarios de dos grandes fortunas petroleras estadounidenses apoyan a grupos que luchan por bloquear proyectos de combustibles fósiles. Sienten una obligación moral.

Equation Campaign, fundada en 2020, brinda apoyo económico y defensa jurídica a las personas que viven cerca de oleoductos y refinerías, y que están tratando de detener el aumento de los combustibles fósiles mediante métodos que incluyen la desobediencia civil. Estos objetivos se comparten con el Fondo para la Emergencia Climática, fundado en 2019 en California. Ambas cuentan con respaldo económico de descendientes Getty Oil y de la familia Rockefeller que fundó Standard Oil en 1870. Save Old Growth y Just Stop Oil son otros grupos muy eficientes en la lucha climática que cuentan con apoyos económicos de fortunas creadas a partir del negocio del petróleo.

La angustiosa necesidad de la desobediencia

Merece la pena no olvidar que Mary Richardson y sus compañeras incomodaron a la sociedad británica de hace un siglo y el sufragio se hizo realmente universal. Hasta entonces solo tenía derecho a voto la mitad de la población. Si eras mujer, no votabas. Mary apuñaló el cuadro de la Venus del Espejo, arriesgó su integridad física y su libertad y logró junto con el resto de las sufragistas cambiar las cosas.

La desobediencia no busca hacer amigos. El cambio climático es un problema grave que nos afecta a todos y que trae consigo una terrible injusticia: aquellos países y aquellas partes de la sociedad que más sufren las consecuencias son precisamente quienes menos han influido o influyen en el calentamiento de la atmósfera.

Un cuadro apuñalado.
Daños en la Venus de Rokeby por el ataque de Mary Richardson. El lienzo fue restaurado posteriormente.
Wikimedia Commons

La cruel paradoja de los países que menos emiten

Pakistan, que ha contribuido con menos de un 1% a la emisión de gases de efecto invernadero, tiene un tercio de su país bajo el agua tras sufrir las avalanchas históricas de unos glaciares que se funden a marchas forzadas, generando una tremenda cascada de impactos que evidencian una dramática injusticia climática. Todos estamos haciendo esfuerzos para reducir emisiones, mientras un 1% de los que viajan en avión (quienes viajan en jets particulares o en primera clase) son responsables del 50% de las emisiones del sector aeronáutico.

Para abordar la crisis climática se realizan anualmente unas grandes, costosas y muy paradójicas cumbres del clima, en las que líderes políticos y grandes empresarios viajan precisamente en jets privados. La número 21, que se celebró en París en 2015, fue especialmente importante porque en ella se estableció que no debíamos rebasar una temperatura superior a 1,5 C de calentamiento sobre la era preindustrial en el conocido Acuerdo de París.

El problema con el Acuerdo de París de la COP 21 es que en lo único que nos hemos puesto realmente de acuerdo es en incumplirlo. Las emisiones que tenían que ir bajando no paran de subir, aumentando lo que se conoce como “brecha de emisiones”, la dolorosa y peligrosa distancia entre donde deberíamos estar y donde estamos en términos de emisiones de gases de efecto invernadero.

Por este cúmulo de circunstancias y resultados las cumbres del clima son a todas luces insuficientes. También por todo esto la desobediencia civil es angustiosamente imprescindible. Perdonen las molestias.The Conversation

Fernando Valladares, Profesor de Investigación en el Departamento de Biogeografía y Cambio Global, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC)

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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La dificultad de entender a los adolescentes

La dificultad de entender a los adolescentes

La dificultad de entender a los adolescentes o cómo afrontar el aumento de casos de conducta antisocial en adolescentes

Cada vez son más los casos de niños, niñas y adolescentes que muestran en su comportamiento agresividad, inestabilidad y que llegan a cometer delitos.

Hacer frente a esta situación exige tener en cuenta diferentes factores de riesgo que afectan de una manera diferente a cada persona. Factores relacionados con entornos sociales desfavorables, estilos educativos familiares no adecuados o problemas de salud mental dibujan un escenario complejo, que pide un tratamiento interdisciplinar.

Estas conductas son también reflejo de una sociedad en la que este colectivo es objeto de incomprensión y exclusión. Una sociedad que se caracteriza por la necesidad de obtener una recompensa inmediata, la poca tolerancia al malestar y a la autoridad, y el individualismo.

Fragilidad emocional: el origen

Cada vez hay más adolescentes emocionalmente frágiles. Esta fragilidad puede acabar convirtiéndose en irritabilidad, agresividad, dificultad para establecer vínculos afectivos e impulsividad; y también derivar en el aumento de las conductas antisociales.

En muchas ocasiones los niños, niñas y adolescentes que tienen este tipo de conductas provienen de familias multiproblemáticas y que no han sido capaces de posibilitar un entorno educativo y seguro. Su conducta incluye actos que hacen daño a los demás, muchas veces en forma de agresión, o que violan las normas sociales y los derechos de los demás.

Tipos de comportamiento

Como plantea el psicólogo Benito de la Iglesia, los niños, niñas y adolescentes que sufren estos trastornos se encolerizan, no pueden controlar sus impulsos, discuten con los adultos y les desafían, negándose a cumplir sus órdenes o las normas establecidas.

Se enfrentan una y otra vez a las personas que les cuidan y a cualquier educador o educadora que ponga límites a su tendencia a hacer lo que desea en cada momento. Molestan deliberadamente a sus compañeros y compañeras y, encima, les acusan a menudo de sus errores o mal comportamiento.

Pero para este autor es importante profundizar y comprender las causas que provocan estos comportamientos. Para que se reduzcan o desaparezcan es necesario prevenirlos e intervenir en ellos.

Niveles de intervención

Otros factores de riesgo que contribuyen a estas conductas son el absentismo y el fracaso escolar, el consumo abusivo de sustancias y la adicción a las redes sociales.

En muchos de estos casos nos encontramos con conductas violentas tanto hacia su persona como hacia los demás. Son comportamientos que influyen en las personas que los rodean, ya sean tutores, padres, madres, profesorado, amistades u otras personas que tengan en su círculo cercano.

Se trata por tanto, de un problema social que hay que abordar desde los diferentes niveles: instituciones, comunidad, familia, escuela, educadores.

Infancia y adolescencia: momentos clave

La infancia y la adolescencia son momentos clave para trabajar los comportamientos delictivos y la agresividad. Los comportamientos característicos de este trastorno de conducta suelen manifestarse antes de los 15 años.

Muchas veces existen antecedentes familiares o han sido víctimas de maltrato o de abandono durante la infancia. Además, normalmente suelen vivir en ambientes de inestabilidad, violencia o con estilos educativos familiares de escasa comunicación, baja estimulación de las habilidades emocionales y falta de un marco claro de normas de conducta.

Tanto la infancia como la adolescencia son épocas cruciales en las que las vivencias impactan directamente en la personalidad y la identidad. Por eso, hay que trabajar las situaciones conflictivas que surgen en esta época para que sus efectos no sean irreparables.

Una vez establecidas, este tipo de conductas no suelen tener muy buen pronóstico y tienden a agravarse al llegar a la edad adulta y derivar en problemas con la justicia o de salud mental. Por eso es tan importante su prevención en los primeros años de vida.

El papel de los educadores y las educadoras sociales

Los educadores y las educadoras sociales ocupan un lugar imprescindible a la hora de poner en marcha intervenciones en diferentes ámbitos, ya que sean asociaciones, residencias u otros dispositivos de participación para las personas menores de edad.

En estos ámbitos, los educadores y las educadoras se encuentran con personas menores de edad más vulnerables, con realidades mutiproblemáticas y más factores de riesgo que muestra general de personas menores de edad. Muchas veces estas personas provienen de familias desestructuradas, han estado expuestas a la violencia, tienen problemas de conducta, déficits afectivos, enfermedades mentales, experiencias previas de abuso, psicopatologías, personalidad antisocial, actitudes que favorecen la violencia, relaciones de noviazgo violentas y factores situacionales, como el consumo de alcohol o drogas, ansiedad y estrés.

Los estudios previos constatan la necesidad de profundizar en la intervención con estas personas menores de edad bajo acogimiento residencial. Las características de este colectivo lo hacen más vulnerable. Por esta razón la figura de educador/a social tiene un papel de acompañamiento imprescindible y necesario, ya que colabora en el desarrollo cognitivo y emocional además de en su proceso madurativo desde una perspectiva comunitaria.

Esta figura profesional puede diagnosticar posibles dificultades de las personas menores de edad en el ámbito socioeducativo y ayudar a superarlas con métodos sociales y educativos. Siempre en coordinación con otros agentes profesionales como docentes, agentes sociales…

¿Qué herramientas hacen falta?

Para aprender a actuar ante estas situaciones hay que adquirir herramientas y habilidades sociales básicas: necesitamos acercarnos de la manera adecuada a estas personas, y establecer paulatinamente una relación de confianza.

En ocasiones, las personas profesionales de la educación social se ven desbordadas ante casos muy complejos y aparece el síndrome del quemado, con el estrés, la ansiedad, la depresión o los síntomas psicosomáticos que le acompañan.

Su formación debe ser específica y científica en el proceso de vínculo y acompañamiento. También en el abordaje saludable de estas situaciones críticas de violencia y en la generación de contextos educativos que las prevengan. Y en competencias para el cuidado de la salud propia y la prevención del desgaste ante estas situaciones estresantes.

Un máster específico

La Universidad del País Vasco (UPV-EHU) realizará la primera edición de un máster para desarrollar competencias en la acción socioeducativa con adolescentes y jóvenes en riesgo y conflicto social.

En este máster, profesionales que trabajan en diferentes áreas formarán a profesionales de la educación social desde una mirada multidisciplinar. Ofrecerán estrategias psicoeducativas para el afrontamiento de conductas violentas y antisociales, y habilidades para posibilitar un acompañamiento y vínculo educativo adecuado.

También conocerán técnicas de intervención con jóvenes vulnerables en riesgo y conflicto social desde un modelo de vinculación emocional validante que se está llevando a cabo en diferentes recursos.

Creemos que es un aprendizaje necesario para que las personas profesionales mejoren su práctica y ayuden a que niños, niñas y adolescentes puedan mejorar su calidad de vida que logre en sinergia una transformación social.The Conversation

María Dosil-Santamaría, Profesora en el Departamento de Ciencias de la Educación en el área de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Amaia Eiguren Munitis, Docente del departamento de Didáctica y Organización Escolar. Facultad de Educación de Bilbao, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Israel Alonso, profesor en el departamento de Didáctica y Organización Escolar en la Facultad de Educación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Maitane Picaza Gorrotxategi, Doctora en educación, Departamento de Didáctica y Organización Escolar, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Miren Nekane Beloki Arizti, Profesora en el Departamento de Sociología y Trabajo Social, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Naiara Berasategui Sancho, Profesora en el Departamento de Didáctica y Organización escolar, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Naiara Ozamiz Etxebarria, Profesora adjunta en el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de Educación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea.

Shutterstock /Motortion Films

María Dosil-Santamaría, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Amaia Eiguren Munitis, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Israel Alonso, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Maitane Picaza Gorrotxategi, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Miren Nekane Beloki Arizti, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Naiara Berasategui Sancho, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Naiara Ozamiz Etxebarria, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.