La respuesta a la pregunta de por qué hay que dormir es simple. Es esencial para la vida, la salud y el bienestar. Sin un sueño reparados es imposible una vida saludable.
El sueño es la única forma que la naturaleza ha dotado al ser humano – y otros seres vivos- para mantener las defensas inmunitarias, la energía suficiente y el ritmo de vida necesario. Un buen sueño ayuda al crecimiento, regula la presión arterial, renueva la división celular, aumenta la memoria, ayuda a la regeneración y recuperación de órganos y tejidos un largo etcétera.
Un mal sueño nocturno puede provocar la reducción de leptina -una hormona producida por la células grasas – lo qe produce la señal de unas reservas metabólicas insuficientes y la necesidad de ingerir más calorías. También aumenta la hormona denominada grelina que dispara el apetito. Este desequilibrio puede, con el tiempo, trastocar el metabolismo y conducir a una sobrealimentación y ganancia de peso.
El sueño es también necesario para el procesamiento cerebral y la consolidación de la memoria. Algunos estudios han mostrado que si se impide a las personas dormir después de aprender una tarea, la capacidad de aprenderla y retenerla disminuye de forma considerable.
Investigadores de la Universidad de Chicago descubrieron que quienes estaban a dieta y descansaban bien, perdían más grasa – el 56% del peso perdido- que quienes sufrieron de privación de sueño. También sintieron más hambre cando durmieron menos.
Un estudio de la Universidad de California coincide en sus conclusiones al descubrir y poner de manifiesto como la falta de sueño puede activar lo hábitos de consumo de comida basura al tiempo que entorpecer nuestros impulsos y toma de decisiones.
El sueño se desarrolla en ciclos periódicos más ligeros y más profundos. Cada uno de ello dura idealmente entre 90 y 110 minutos, si no existen perturbaciones. El sueño se divide en dos tipos básico: sueño REM -movimiento rápido de ojos- y sueño NO REM –con tres etapas diferentes-.