Trabajar la autoestima es uno de los mejores consejos en la actualidad. Aquí mostramos algunos síntomas de tener una buena o mala autoestima.
Sin duda la autoestima es parte esencial en el desarrollo y el funcionamiento psicológico de todas las personas. Pero a pesar de la importancia esencial que tiene la vida de todo ser, es la gran abandonada en el aprendizaje y la educación. Porque al final, la falta o la ausencia de autoestima suele ser el primer paso para muchísimos trastornos psicológicos.
En consecuencia se puede afirmar que una autoestima muy baja puede ser relacionada con conflictos emocionales y problemas de conducta. A cocinar Zion citaremos algunos conceptos para tener claro las características y los síntomas de tener una buena o mala autoestima.
Síntomas de tener una buena o mala autoestima. Valga como referencia
Alta autoestima
Tenemos una percepción y una valoración adecuada de nuestros defectos y nuestras virtudes así como los de las personas que no está bien.
No creamos sentimientos de inferioridad frente a otras personas y presentamos una buena cara y una buena respuesta ante las frustraciones.
Pues tenemos un desarrollo psicológico equilibrado, unido a un bienestar y a un equilibrio personal.
Sensación de tranquilidad, relajación y paz.
Ya nos agobiamos frente a los conflictos y sabemos utilizar estrategias para combatirnos de forma eficaz y normalizada.
Asumimos nuestra responsabilidad total por nuestras propias acciones, bien sean aciertos o equivocaciones, dándoles la importancia que tienen.
Estamos abiertos a todo tipo de personas y sabemos sacarle partido a las cosas buenas que tienen y aceptar las que no nos gustan tanto.
Baja autoestima
Tenemos una baja percepción de nosotros mismos no dando valor a las cosas en que destacamos.
Sentimiento de inferioridad ante los demás. Tendencia a sentirse heridos un poco respetados.
Esto es debido fundamentalmente a que hemos tenido un desarrollo psicológico limitado lo que nos ha creado problemas emocionales y de conducta.
Hemos creado miedos ante problemas pequeños y habitualmente sentimos un peligro psicológico.
Tendencia a escapar de los problemas. También problemas a la hora de afrontar ciertos conflictos.
Comportamientos habituales de desconfianza lo que provoca estar a la defensiva.
Dar demasiada importancia a la buena y a la mala suerte, al azar y a las circunstancias. Las hacen responsables de muchas de nuestras acciones.
También es muy habitual echar la culpa los demás por errores propios.