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El peligro de las mascarillas para la contaminación

El peligro de las mascarillas para la contaminación

El gran peligro de las mascarillas para la contaminación ¿Cuándo tendremos mascarillas más sostenibles?

29Las infecciones microbianas provocadas por bacterias, hongos, virus y otros patógenos han estado siempre presentes a lo largo de la historia de la humanidad.

En este escenario, ya se ha desarrollado desde hace unos cien años una gran variedad de medicamentos (como antibióticos u otros productos químicos). Pero todavía existen problemas importantes sin resolver que están amenazando a la salud humana. Por ejemplo, la resistencia a los medicamentos y nuevos patógenos emergentes.

La pandemia actual causada por el virus SARS-CoV-2 ha provocado un colapso de los sistemas de salud, impactos socioeconómicos sin precedentes y cambios significativos en todos los aspectos de la vida humana. Además, ha causado la muerte de casi seis millones de personas en todo el mundo.

Los aerosoles de SARS-CoV-2

Como otras enfermedades respiratorias, la principal fuente de infección por SARS-CoV-2 y sus variantes es la transmisión de microgotas. Estas se liberan cuando una persona infectada tose, estornuda, habla, canta o respira.

De esta manera, los virus pueden transmitirse de persona a persona a través de microgotas respiratorias dispersas en el aire (aerosol) o por vías de contacto directo e indirecto (fómites).

Los virus en estas gotículas pueden permanecer viables en el aire y en las superficies por períodos de tiempo prolongados. Pueden ir desde horas hasta días, dependiendo de la superficie del material donde se localicen.

Además, en función del tamaño de las gotas del aerosol procedente del aparato respiratorio, el rango de transporte puede ser más o menos amplio. Por ejemplo, las partículas más grandes (de más de 20 micras) tienen un alcance más corto (de menos de 1,5 metros). Esto sucede porque son demasiado pesadas para flotar en el aire y caen rápidamente sobre las superficies.

Sin embargo, cuando estas partículas son muy finas (menos de 10 micras), pueden transportarse a distancias mucho más lejanas (más de 1,5 metros e incluso más de seis metros) en forma de aerosol.

Principal vía de protección: las mascarillas

Durante la pandemia se han recomendado diferentes medidas para evitar contagios como el lavado de manos, el establecimiento de un distanciamiento social, los confinamientos, la cuarentena y las restricciones de viajes.

Pero hay otra medida que ha demostrado ser muy efectiva en la prevención y control de infecciones y que todavía sigue instaurada: el uso de la mascarilla facial protectora. Esta protege a los trabajadores de la salud y a las personas que pueden estar expuestos al virus.

En los países donde la mascarilla ha sido obligatoria desde el principio de la pandemia, como China, Singapur y Corea del Sur, la propagación de covid-19 ha sido controlada de manera más eficaz. Esto se ha demostrado con datos epidemiológicos.

Existe una gran diversidad de tipos de mascarillas. Encontramos higiénicas, quirúrgicas, FFP1, FFP2, KN95, N95, FFP3. Cada una tiene diferente porosidad, están fabricadas por diferentes métodos, tienen distintos materiales, distinto número de capas, etc.

Figura 1. Tipos de mascarillas, métodos de fabricación, mascarillas convencionales y mascarillas capaces de inactivar microorganismos. Creado con Biorender. / Ángel Serrano.
Author provided

¿Qué limitaciones tienen las mascarillas actuales?

El mecanismo básico de una mascarilla convencional consiste en que las gotículas de aerosol que contienen virus se capturan en las estructuras porosas de la mascarilla. Estas actúan como barrera física y no permiten que se inhalen por el sistema respiratorio.

Sin embargo, presentan algunas limitaciones. Las mascarillas convencionales están fabricadas de materiales que no tienen capacidad antimicrobiana. Es decir, no son capaces de inactivar los microorganismos en cuanto estos entran en contacto con el tejido de la mascarilla.

Por lo tanto, el virus permanece activo en ellas (Figura 1) y la infección puede provocarse fácilmente si el usuario toca la mascarilla y luego un ojo o la boca, por ejemplo.

Además, el uso masivo de mascarillas está generando una fuente creciente de desechos que constituye uno de los nuevos problemas ambientales que afronta nuestra sociedad.

Una nueva generación de mascarillas más sostenibles

Tras la irrupción de la nueva variante ómicron se produjo un crecimiento exponencial de contagios. En este contexto, gobiernos de todo el mundo han hecho obligatorio el uso de mascarillas en lugares públicos. Todo ello, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En este escenario de uso generalizado de la mascarilla, investigadores de todo el mundo están trabajando para poder desarrollar nuevas mascarillas antimicrobianas. El objetivo es que sean autoesterilizables, reutilizables y capaces, además, de biodegradarse en un tiempo adecuado. Así proporcionarían una solución sostenible con el medio ambiente.

Los materiales o recubrimientos antimicrobianos funcionan como agentes biocidas que pueden eliminar e inhibir el crecimiento de microorganismos en las superficies. De esta manera, podrían prevenir la transmisión de patógenos.

Estos materiales y recubrimiento biocidas deben ser seguros y no producir efectos nocivos a los consumidores. Las tecnologías modernas, junto con los avances de la ciencia y la ingeniería de materiales, han conseguido aumentar la efectividad de los materiales biocidas.

En resumen, las mascarillas antimicrobianas de nueva generación serán herramientas importantes para prevenir infecciones virales y de otros microorganismos como las bacterias multirresistentes. Estas últimas, según la OMS, se estima que podrían producir mayor cantidad de fallecimientos que otras enfermedades como el cáncer en el año 2050 si no se toman medidas eficaces hasta entonces.

Estas mascarillas antimicrobianas proporcionan una protección superior al usuario y reducen la generación de residuos infecciosos. En el progreso hacia el desarrollo de estas mascarillas ha contribuido significativamente las nuevas tecnologías de materiales biocidas que se están implementando en una amplia gama de aplicaciones. Incluida la producción de otros equipamientos protectores como las pantallas faciales, gafas, guantes, ropa, etc.

Sin embargo, hay que reconocer que es necesario hacer un mayor esfuerzo para resolver los crecientes problemas ambientales producidos por la utilización masiva de mascarillas faciales no reutilizables.The Conversation

Juan Andrés Bort, Catedrático de Química-Física, Universitat Jaume I; Alba Cano Vicent, Estudiante predoctoral y técnico de investigación, Universidad Católica de Valencia; Alberto Tuñón Molina, Estudiante predoctoral y técnico de investigación, Universidad Católica de Valencia; Amanda Gouveia, investigadora postdoctoral, Universitat Jaume I; Ángel Serrano Aroca, Profesor de Biotecnología, Universidad Católica de Valencia; Camila Cristina de Foggi, Profesora adjunta, Universidade Federal do Rio Grande do Sul; Ivo Mateus Pinatti, Post-doctorate in Science, University of São Paulo State y Miguel Martí Jiménez, Profesor de Microbiología, Universidad Católica de Valencia

Shutterstock / ToKa74

Juan Andrés Bort, Universitat Jaume I; Alba Cano Vicent, Universidad Católica de Valencia; Alberto Tuñón Molina, Universidad Católica de Valencia; Amanda Gouveia, Universitat Jaume I; Ángel Serrano Aroca, Universidad Católica de Valencia; Camila Cristina de Foggi, Universidade Federal do Rio Grande do Sul; Ivo Mateus Pinatti, University of São Paulo State y Miguel Martí Jiménez, Universidad Católica de Valencia

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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¿Cuándo tendremos mascarillas más sostenibles?

¿Cuándo tendremos mascarillas más sostenibles?

Las infecciones microbianas provocadas por bacterias, hongos, virus y otros patógenos han estado siempre presentes a lo largo de la historia de la humanidad.

En este escenario, ya se ha desarrollado desde hace unos cien años una gran variedad de medicamentos (como antibióticos u otros productos químicos). Pero todavía existen problemas importantes sin resolver que están amenazando a la salud humana. Por ejemplo, la resistencia a los medicamentos y nuevos patógenos emergentes.

La pandemia actual causada por el virus SARS-CoV-2 ha provocado un colapso de los sistemas de salud, impactos socioeconómicos sin precedentes y cambios significativos en todos los aspectos de la vida humana. Además, ha causado la muerte de casi seis millones de personas en todo el mundo.

Los aerosoles de SARS-CoV-2

Como otras enfermedades respiratorias, la principal fuente de infección por SARS-CoV-2 y sus variantes es la transmisión de microgotas. Estas se liberan cuando una persona infectada tose, estornuda, habla, canta o respira.

De esta manera, los virus pueden transmitirse de persona a persona a través de microgotas respiratorias dispersas en el aire (aerosol) o por vías de contacto directo e indirecto (fómites).

Los virus en estas gotículas pueden permanecer viables en el aire y en las superficies por períodos de tiempo prolongados. Pueden ir desde horas hasta días, dependiendo de la superficie del material donde se localicen.

Además, en función del tamaño de las gotas del aerosol procedente del aparato respiratorio, el rango de transporte puede ser más o menos amplio. Por ejemplo, las partículas más grandes (de más de 20 micras) tienen un alcance más corto (de menos de 1,5 metros). Esto sucede porque son demasiado pesadas para flotar en el aire y caen rápidamente sobre las superficies.

Sin embargo, cuando estas partículas son muy finas (menos de 10 micras), pueden transportarse a distancias mucho más lejanas (más de 1,5 metros e incluso más de seis metros) en forma de aerosol.

Principal vía de protección: las mascarillas

Durante la pandemia se han recomendado diferentes medidas para evitar contagios como el lavado de manos, el establecimiento de un distanciamiento social, los confinamientos, la cuarentena y las restricciones de viajes.

Pero hay otra medida que ha demostrado ser muy efectiva en la prevención y control de infecciones y que todavía sigue instaurada: el uso de la mascarilla facial protectora. Esta protege a los trabajadores de la salud y a las personas que pueden estar expuestos al virus.

En los países donde la mascarilla ha sido obligatoria desde el principio de la pandemia, como China, Singapur y Corea del Sur, la propagación de covid-19 ha sido controlada de manera más eficaz. Esto se ha demostrado con datos epidemiológicos.

Existe una gran diversidad de tipos de mascarillas. Encontramos higiénicas, quirúrgicas, FFP1, FFP2, KN95, N95, FFP3. Cada una tiene diferente porosidad, están fabricadas por diferentes métodos, tienen distintos materiales, distinto número de capas, etc.

Figura 1. Tipos de mascarillas, métodos de fabricación, mascarillas convencionales y mascarillas capaces de inactivar microorganismos. Creado con Biorender. / Ángel Serrano.
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¿Qué limitaciones tienen las mascarillas actuales?

El mecanismo básico de una mascarilla convencional consiste en que las gotículas de aerosol que contienen virus se capturan en las estructuras porosas de la mascarilla. Estas actúan como barrera física y no permiten que se inhalen por el sistema respiratorio.

Sin embargo, presentan algunas limitaciones. Las mascarillas convencionales están fabricadas de materiales que no tienen capacidad antimicrobiana. Es decir, no son capaces de inactivar los microorganismos en cuanto estos entran en contacto con el tejido de la mascarilla.

Por lo tanto, el virus permanece activo en ellas (Figura 1) y la infección puede provocarse fácilmente si el usuario toca la mascarilla y luego un ojo o la boca, por ejemplo.

Además, el uso masivo de mascarillas está generando una fuente creciente de desechos que constituye uno de los nuevos problemas ambientales que afronta nuestra sociedad.

Una nueva generación de mascarillas más sostenibles

Tras la irrupción de la nueva variante ómicron se produjo un crecimiento exponencial de contagios. En este contexto, gobiernos de todo el mundo han hecho obligatorio el uso de mascarillas en lugares públicos. Todo ello, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En este escenario de uso generalizado de la mascarilla, investigadores de todo el mundo están trabajando para poder desarrollar nuevas mascarillas antimicrobianas. El objetivo es que sean autoesterilizables, reutilizables y capaces, además, de biodegradarse en un tiempo adecuado. Así proporcionarían una solución sostenible con el medio ambiente.

Los materiales o recubrimientos antimicrobianos funcionan como agentes biocidas que pueden eliminar e inhibir el crecimiento de microorganismos en las superficies. De esta manera, podrían prevenir la transmisión de patógenos.

Estos materiales y recubrimiento biocidas deben ser seguros y no producir efectos nocivos a los consumidores. Las tecnologías modernas, junto con los avances de la ciencia y la ingeniería de materiales, han conseguido aumentar la efectividad de los materiales biocidas.

En resumen, las mascarillas antimicrobianas de nueva generación serán herramientas importantes para prevenir infecciones virales y de otros microorganismos como las bacterias multirresistentes. Estas últimas, según la OMS, se estima que podrían producir mayor cantidad de fallecimientos que otras enfermedades como el cáncer en el año 2050 si no se toman medidas eficaces hasta entonces.

Estas mascarillas antimicrobianas proporcionan una protección superior al usuario y reducen la generación de residuos infecciosos. En el progreso hacia el desarrollo de estas mascarillas ha contribuido significativamente las nuevas tecnologías de materiales biocidas que se están implementando en una amplia gama de aplicaciones. Incluida la producción de otros equipamientos protectores como las pantallas faciales, gafas, guantes, ropa, etc.

Sin embargo, hay que reconocer que es necesario hacer un mayor esfuerzo para resolver los crecientes problemas ambientales producidos por la utilización masiva de mascarillas faciales no reutilizables.The Conversation

Juan Andrés Bort, Catedrático de Química-Física, Universitat Jaume I; Alba Cano Vicent, Estudiante predoctoral y técnico de investigación, Universidad Católica de Valencia; Alberto Tuñón Molina, Estudiante predoctoral y técnico de investigación, Universidad Católica de Valencia; Amanda Gouveia, investigadora postdoctoral, Universitat Jaume I; Ángel Serrano Aroca, Profesor de Biotecnología, Universidad Católica de Valencia; Camila Cristina de Foggi, Profesora adjunta, Universidade Federal do Rio Grande do Sul; Ivo Mateus Pinatti, Post-doctorate in Science, University of São Paulo State y Miguel Martí Jiménez, Profesor de Microbiología, Universidad Católica de Valencia

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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¿Por qué seguimos sin tener claro qué es una dieta sostenible?

¿Por qué seguimos sin tener claro qué es una dieta sostenible?

La necesidad de dirigirnos hacia unas dietas y sistemas alimentarios más sostenibles es indiscutible. No obstante, no es una tarea fácil. Hace falta una visión holística para considerar todos los factores implicados.

El sistema alimentario es uno de los principales sectores responsables de la degradación ambiental. En la actualidad, es el mayor usuario de agua dulce a nivel mundial: la agricultura representa el 70 % del agua dulce extraída en el mundo.

La agricultura también es responsable de entre el 21 % y el 37 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI). Además, ocupa aproximadamente entre el 49 % y el 51 % de la superficie terrestre libre de hielo del mundo. Las tierras de pastoreo representan el 37 % y los campos de cultivo representan aproximadamente el 12-14 %. Las prácticas agrícolas intensivas e insostenibles y la contaminación también pueden desencadenar la pérdida de biodiversidad.

¿Por qué seguimos sin tener claro qué es una dieta sostenible?
¿Por qué seguimos sin tener claro qué es una dieta sostenible?

Definir qué es una dieta sostenible

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la sostenibilidad de las dietas va más allá del medio ambiente e incluye dimensiones socioeconómicas. Esto añade complejidad a la ecuación.

En 2019, la FAO y la OMS acuñaron el concepto de “dieta saludable sostenible”, que se define como “patrones alimentarios que promueven todas las dimensiones de la salud y el bienestar de las personas; tienen una baja presión e impacto ambiental; son accesibles, asequibles, seguras y equitativas; y son culturalmente aceptables”.

No obstante, los patrones de consumo actuales están lejos de ser sostenibles, medioambientalmente hablando. Actualmente, sólo algunas directrices dietéticas tienen en cuenta la sostenibilidad medioambiental, como las de los Países Bajos, los países nórdicos, Alemania, Brasil, Suecia, Qatar y Francia.

Enfoques holísticos

Además, en muchos casos, los análisis publicados no son completos y por tanto las soluciones y conclusiones que ofrecen pueden ser engañosas. Los artículos recogidos en la literatura académica generalmente se centran en unos pocos indicadores dentro de la sostenibilidad, omitiendo uno o varios de estos componentes. Cada estudio establece sus propios criterios para definir una dieta sostenible.

En la práctica, la mayoría de los trabajos se enfocan en uno o pocos aspectos ambientales, como las emisiones de gases de efecto invernadero (huella de carbono) o el uso del agua (huella hídrica), y pasan por alto los posibles desplazamientos de impactos a otros sectores o recursos.

Por ejemplo, si solo se considera el indicador de huella hídrica a la hora de evaluar la sostenibilidad de los tomates consumidos en España, quizás, desde el punto de vista del agua sea más sostenible consumir tomates producidos en invernaderos calefactados holandeses. No obstante, si se analiza en conjunto con la huella de carbono, desde el punto de vista de las emisiones de gases de efecto invernadero, quizás sea más sostenible consumir tomates de España.

Origen y estacionalidad de los alimentos

En segundo lugar, los estudios centrados en dietas sostenibles generalmente no consideran aspectos como el origen y la estacionalidad de los alimentos. Está demostrado que las frutas y verduras transportadas por aire e importadas de otros países tienen huellas de carbono superiores a las producidas y consumidas localmente.

En cuanto a la estacionalidad, por ejemplo, según la base de datos de la Agencia Francesa de Gestión del Medio Ambiente y la Energía, 1 kg de lechuga producida en un invernadero francés con calefacción emite 11 kg de CO₂eq, mientras que 1 kg de la lechuga producida en temporada genera casi 34 veces menos emisiones (0,3 kg de CO₂eq).

Agrobiodiversidad y alimentación ecológica

Otro de los puntos débiles es que normalmente los estudios sobre dietas sostenibles tampoco incluyen indicadores de agrobiodiversidad y alimentación ecológica. La adopción de enfoques de este tipo son la base para un medio ambiente saludable.

Diferentes sistemas de producción ganadera

Otra de las carencias es que los estudios centrados en dietas sostenibles generalmente no consideran los diferentes tipos de sistemas de producción ganadera. Los datos actuales muestran una contribución sustancial del sector ganadero al uso de recursos ambientales y la contaminación. Y sin embargo, los impactos ambientales de los distintos tipos de sistemas de producción ganadera varían considerablemente.

Se estima que el sector ganadero es responsable de aproximadamente el 13 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Este sector ocupa el 26 % de la superficie total de tierra libre de hielo (22 % a través de pastos y pastizales y 4 % de las tierras de cultivo utilizadas para la alimentación) y representa el 29 % de la huella hídrica.

Sin embargo, los distintos sistemas de producción ganadera, incluyendo los sistemas extensivos basados en pastizales, los sistemas intensivos y los sistemas agrícolas mixtos, varían considerablemente en términos de presión ambiental.

Por ejemplo, los sistemas extensivos basados en pastizales y los sistemas silvopastoriles con tasas de alimentación adecuadas, que generalmente utilizan tierras no aptas para otros fines (es decir, no hay competencia entre piensos y alimentos), pueden ayudar a almacenar carbono en el suelo y reducir las emisiones. La huella hídrica azul y la huella hídrica gris relacionada con el nitrógeno también se reducen, además de mejorar la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas.

Métodos de conservación de los alimentos

Otra de las carencias de este tipo de estudios es que los métodos de conservación de los alimentos generalmente no se tienen en cuenta. El procesado y envasado de alimentos puede causar la contaminación del aire, el uso de recursos hídricos y podría ser una fuente de desechos. Por ejemplo, el impacto ambiental de los envases de un solo uso, ya sean de plástico o papel, es generalmente mayor que el de los reutilizables.

Aspectos socioeconómicos

Otro de los puntos débiles es que la mayoría de los estudios sobre dietas sostenibles se enfocan en países desarrollados. Hay pocas publicaciones enfocadas en los países económicamente pobres. Es un tema a analizar, ya que las circunstancias son diferentes en los países desarrollados y en desarrollo.

Todos estos aspectos no considerados en los estudios podrían ser importantes para evitar consecuencias ambientales de un cambio dietético hacia una alimentación “sostenible”. Se necesita un enfoque de sistemas que integre los diferentes dominios para construir sistemas alimentarios resilientes. Es necesario un mayor desarrollo de indicadores y datos sobre todas las dimensiones de la sostenibilidad para que este concepto sea completo, útil y eficaz.

Alimentar al mundo de manera sostenible implicará dos líneas de trabajo:

  • Primero, para definir dietas sostenibles es importante utilizar un conjunto uniforme de parámetros armonizados que integren adecuadamente los aspectos económicos, sociales y ambientales. Esto evitaría que los impactos se transfieran a otros sectores o recursos.
  • En segundo lugar, lograr dietas sostenibles implica considerar enfoques culturalmente sensibles y específicos al contexto utilizando diferentes prácticas y sistemas de producción.The Conversation

Maite Martínez Aldaya, Investigadora en el Instituto de Innovación y Sostenibilidad en la Cadena Agroalimentaria (IS-FOOD) de la UPNA, Universidad Pública de Navarra y Paula Domínguez Lacueva, Investigadora, Instituto de Agrobiotecnología (IdAB – CSIC – Gobierno de Navarra)

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Shutterstock / vodograj

Maite Martínez Aldaya, Universidad Pública de Navarra y Paula Domínguez Lacueva, Instituto de Agrobiotecnología (IdAB – CSIC – Gobierno de Navarra)

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Consejos para vivir con adolescentes

Consejos para vivir con adolescentes

Es una época de grandes descubrimientos personales y de revolución hormonal. Aquí es imprescindible tener algunos consejos para vivir con adolescentes

Es una época difícil por la que todos hemos pasado. Pero con el tiempo hemos acabado olvidándolo aunque intentemos en algunas ocasiones recordar cómo y porqué actuamos en aquellas épocas. Pero una cosa es común y se ha mantenido durante todos los años. A los adolescentes es muy difícil y complicado hacer caso de los consejos de los adultos. Es más, es casi imposible mantener una comunicación coherente con ellos.

Consejos para vivir con adolescentes
Consejos para vivir con adolescentes

Consejos para vivir con adolescentes

Uno de los principales problemas de los adolescentes es su abandono en cuanto a la limpieza y el orden. Con ello aparecen ciertos síntomas como el acné, que es una de las preocupaciones comunes de la mayoría de los adolescentes. En este sentido es importante poner a su disposición ciertos productos que les ayuden a mantener una limpieza adecuada. Productos que limpien sus poros y controlen el exceso de grasa.

Otro de los síntomas comunes en los adolescentes es el olor corporal. Ellos lo saben aunque no quieren ser conscientes y tomar medidas. Por ello es importante comenzar una rutina personal diaria muy simple. Por ello es aconsejable usar un gel de ducha suave seguido de un desodorante en spray, ambos que sean adecuados para la piel sensible de los adolescentes.

Fomentar el deporte y el ejercicio es otro de los consejos recomendados.  La actividad del ejercicio es la mejor forma de mantener a raya la batalla de hormonas que están luchando dentro de su cuerpo.

Además es una forma perfecta de mantenerles alejados de ciertos peligros que pueden encontrar en su vida social con sus amigos. El deporte en todas las edades, pero especialmente la adolescencia, Es una válvula de escape de gran valor para que eliminen su exceso de adrenalina y adquieran seguridad se le van dos autoestima.

SPEB

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Salvar los océanos y las costas

Salvar los océanos y las costas

Ciencia ciudadana para salvar los océanos y las costas

Jordan McQueen / Unsplash

Carlos García Soto, Instituto Español de Oceanografía (IEO – CSIC)

La ciencia ciudadana marina está creciendo exponencialmente en Europa. Así lo ha revelado un estudio publicado por la revista Frontiers of Marine Science y destacado hace unas semanas por Euromarine y EurOcean, dos redes que conectan a más de 10 000 científicos marinos de 22 países europeos.

Los ciudadanos comparten avistamientos de ballenas que permiten a los científicos investigar sus poblaciones. Recopilan datos sobre la calidad del agua que permiten combatir la proliferación de algas nocivas. Y son guardianes de reservas marinas.

Los océanos son el componente más grande de la Tierra, estabilizan el clima y sustentan la vida. Y debido a su inmensidad, la colaboración entre un gran número de no científicos y científicos es particularmente urgente e importante.

Los ciudadanos pueden participar con acciones que van desde la recopilación de datos al análisis y difusión de resultados, pasando por la interpretación de la información. Y los beneficios se comparten. Los científicos mejoran su capacidad analítica y de seguimiento. Los ciudadanos adquieren conocimiento, concienciación y reconocimiento. Y los resultados pueden impulsar cambios en las políticas de protección medioambiental.

Proyectos de ciencia ciudadana marina

Un ejemplo relevante de este tipo de iniciativas es Yachts For Science (Yates por la ciencia). Lanzada en 2019, reúne a científicos marinos y propietarios de embarcaciones que ofrecen tiempo de navegación posibilitando así investigar arrecifes de coral o elaborar mapas batimétricos en regiones lejanas.

Otra historia de éxito son las Redes de posidonia, donde los científicos son ayudados por cientos de buceadores voluntarios para monitorizar estas praderas submarinas.

Las praderas de posidonia nos prestan importantes servicios, incluida la preservación de la calidad del agua y de la biodiversidad y la protección de la costa y de los recursos pesqueros locales.

Su declive en el mar Mediterráneo ha sido notable debido al impacto de las actividades humanas (arrastre ilegal, trabajos costeros, residuos urbanos e industriales, acuicultura, plantas de desalinización y la llegada de especies invasoras).

Posidonia oceanica.
Marta Terry L. / Flickr, CC BY-NC-ND

Estas praderas submarinas se han incluido en el anexo I de la directiva de hábitats de la Unión Europea. Su conservación es ahora un objetivo prioritario en el que la ciencia ciudadana está desempeñando un papel crucial.

El seguimiento de la basura marina por parte de científicos ciudadanos ha impulsado de manera similar la legislación política a nivel internacional.

La Asociación Ambiente Europeo publicó en 2017 un informe basado en datos de casi 50 toneladas de basura marina de todo tipo recogidas por miles de voluntarios en unas 250 limpiezas de playas durante cinco años cubriendo todo el litoral español.

Las recomendaciones del informe no difieren sustancialmente de las incluidas un año después en la directiva europea sobre plásticos de un solo uso.

Las ONG como esta asociación son importantes promotoras de proyectos de ciencia ciudadana marina. Según el artículo publicado en Frontiers of Marine Science, son los principales contribuyentes a las iniciativas de ciencia ciudadana marina del mar del Norte (56 %), seguidos por los institutos de investigación (29 %). A menudo, existe una colaboración entre ambos actores. Y solo una pequeña parte de los proyectos de ciencia ciudadana está coordinada por organizaciones gubernamentales o por particulares (15 %).

El papel de la tecnología

Los proyectos de ciencia ciudadana comenzaron a crecer exponencialmente a partir del 2000 debido a la mayor disponibilidad de teléfonos móviles. Más de 5 mil millones de teléfonos inteligentes con la posibilidad de entregar datos geocodificados se utilizan a diario en todo el mundo.

La recopilación de datos es ahora posible con una gama más amplia de herramientas, servicios web interactivos y tecnologías do it yourself.

Los avances en la tecnología de drones han revolucionado, por ejemplo, la producción de imágenes aéreas. Los científicos ciudadanos han utilizado drones para medir rápidamente la extensión de las praderas marinas a lo largo de la costa utilizando los llamados sistema de información geográfica de participación pública (PPGIS).

Los científicos ciudadanos han utilizado también los drones para estudiar el fenómeno El Niño, observar la erosión costera y monitorizar el comportamiento de las tortugas marinas y los mamíferos marinos.

La NASA lanzó en la primavera de 2020 una nueva oportunidad de ciencia ciudadana: un videojuego en el que los jugadores construyen un mapa de los arrecifes de coral del mundo. Se instalaron cámaras especiales en los drones para inspeccionar el fondo marino. Con sólo jugar a su videojuego, NeMO-Net, los voluntarios ayudan ahora a trazar un mapa de los arrecifes de coral del mundo.

Explicación del videojuego NeMO-Net de la NASA. Fuente: Laboratory for Advanced Sensing / YouTube.

El futuro de los océanos podría estar en manos de los científicos ciudadanos marinos.The Conversation

Carlos García Soto, Científico Titular y Coordinador del Informe Oceánico Mundial (ONU), Instituto Español de Oceanografía (IEO – CSIC)

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.