Puede parecer mentira pero los impuestos contra la obesidad están en la cabeza de la Organización Mundial de la Salud como recomendación a diferentes administraciones. Todo llegará.
La creciente “epidemia” de obesidad, imparable en los países más desarrollados comienza a preocupar a nivel salud global en todo el mundo. Diferentes estudios han determinado con evidencia manifiesta el aspecto claramente perjudicial de las bebidas azucaradas y su directa repercusión negativamente en la salud.
Para la OMS gravar determinados productos que contienen exceso de azúcar como es el caso de la bebidas puede “reducir el sufrimiento y salvar vidas”. También puede contribuir notablemente a rebajar el desorbitado coto de la sanidad que todos los ciudadanos tenemos que soportar. Así se manifestaba recientemente el director del Departamento de Prevención de Enfermedades No Transmisibles de la OMS.
Los Impuestos contra la obesidad puede que sean una realidad antes de lo que muchos piensan. Según las mismas fuentes de la OMS la reducción del porcentaje en el número de obesos iría en proporción con el porcentaje de la tasa del impuesto aplicable. Quiere esto decir que si se aplicase un impuesto que aumentase el costo de determinado producto azucarado en un 20%, habría una reducción proporcional en el consumo, es decir, un 20% menos.
El objetivo subyacente en esta recomendación queda lejos de un propósito recaudatorio. Fundamentalmente está basado en la salud y a la larga puede suponer un importante ahorro en las arcas públicas. El avance en cuanto a la lucha contra la obesidad sería más que considerable en muy poco tiempo. Hay que considerar que la obesidad en el mundo se ha multiplicado desde 1980, calculándose en 500 millones de adultos en el mundo afectados por la obesidad en el 2014.
La obesidad es un fenómeno emergente en países en los que hasta ahora era casi desconocida. Es el caso de China en donde está arraigando a gran velocidad.
Pues ya lo saben y no se sorprendan cuando llegue: impuestos contra la obesidad.