Estamos en estado de alarma no solo por el coronavirus. Estamos retenidos en nuestros hogares en estado de aislamiento. Es un buen momento para recapacitar y dar un giro a nuestras vidas
La pandemia ha llegado sin aviso previo. Hace poco más de dos meses dejábamos la tradicional navidad y nos internábamos en un 2020 prometedor. Un nuevo año y propósito de cambio y de poner en marcha sueños acumulados durante años. Pero también una vez más hemos visto como esas intenciones de cambio quedan en el olvido y la rutina se impone impidiendo el acto de llevar a cabo nuestras intenciones.
Los cambios laborales serán inevitables
Pero tan solo han pasado dos meses y los cambios se han producido. Lo que durante años no hemos conseguido la mayoría, ahora se han producido para todos. Un hecho externo y fortuito lo ha conseguido. Ya nunca seremos los mismo, todos hemos cambiado. En mayor o menor medida.
Muchos se han visto inmersos en un cambio profesional. Así trabajadores de todos los sectores han visto como todo se ha transformado en apenas dos semanas. Unos han cambiado al teletrabajo, impensable para la mayoría de las empresas hace unos días. Otros que no pueden acogerse al trabajo en la red tienen que acudir a sus ocupaciones con medidas extraordinarias y con miedo. Otros, los autónomos, ven como su pequeño negocio peligra por cierre o falta de actividad, rediciendo sus ingresos a cero.
Así las cosas, ya se vaticina que lo peor esta por llegar. La economía mundial ha entrado en recesión y en caída libre. Y nadie sabe donde esta el fondo. La recuperación se prevé dura y larga. Millones de puestos de trabajo se perderán y otras tantas familias se verán inmersos en situaciones dramáticas.
Buen momento para replantearnos nuestra vida
Pero no solo en el aspecto laboral nuestras vidas han empezado a dar un giro radical. En el personal todo va a cambiar. El aislamiento en los hogares será una prueba de fuego y una prueba de conciencia para cada uno de nosotros.
Muchos serán los que descubran que en realidad ya estábamos aislados. Hemos vivido así muchos años sin ser conscientes de ello. Pero la diferencia, ahora, es que el aislamiento es obligado y no podemos pasarlo por alto como hacíamos antes que lo ignorábamos.
Es el momento de pensar en nuestro futuro. En nuestra vida. En nuestros sueños. Lo que queremos para nosotros y para nuestro entorno. Para nuestros hijos y familia. Para nuestros amigos.
Ha llegado la hora de tirar por la borda falsas creencias que nos han acompañado durante años. Abrir la mente a una unión perfecta con nuestro entorno. Con las personas y con la naturaleza.
También con nuevas formas de vivir en libertad sin ataduras.