Filtrar el agua del grifo es una buena decisión, o al menos la más recomendada por infinidad de nutricionistas. Es sencillo y muchos más económico de lo que muchos piensan.
Filtrar el agua del grifo es una buena decisión, repito. Es una alternativa que cada día va cobrando más interés en los hogares que comienzan a tomarse muy en serio la salud familiar. Filtrar el agua usando un purificador de calidad, y olvidarse del agua embotellada, es seguro, fácil y realmente económico con el paso del tiempo. Para muchos es de puro sentido común: si se añaden al agua productos químicos y distintos elementos nocivos con su consumo continuado, tratar el agua que llega a nuestros hogares por el grifo, es lógico filtrarla otra vez en el punto de utilización para devolverla a su estado más natural.
Según fuentes de Science News refiriéndose a un estudio reciente llevado a cabo por una de las más importantes universidades de los Estado Unidos, posiblemente uno de los riesgos más eminentes y significativos para la salud es, no lo que se introduce en el cuerpo por medio de la comida, sino lo que se introduce por medio del agua y lo que también se introduce a través de la piel cuando nos bañamos o duchamos en agua con cloro. De ahí el auge que las piscinas de agua salada han ido tomando en los últimos tiempos como alternativa al uso del cloro.
Las valoraciones relativas a beber agua de forma segura descansan en la suposición de que la ingestión de agua con contaminantes puede ser a largo plazo un importante inconveniente para la salud. No digamos si estamos hablado de niños, ancianos o personas con salud delicada.
En cualquier caso también es denominador común el uso de filtros de calidad que puedan ofrecer las suficientes garantías para no estar perdiendo el tiempo. Si cumplimos esta máxima en cuanto ala calidad del purificador y utilizamos solo agua de calidad no le quepa duda de que filtrar el agua del grifo es una buena decisión.